viernes, 31 de diciembre de 2010

El señor Pez

El señor Pez miraba en su interior y se veía bien. Estaba completo espiritualmente, y sonreía al escuchar una bella canción, incluso amagaba alguna lágrima. Sonreía al leer un bonito libro, y lloraba cuando sentía empatía y se emocionaba con la narrativa de algún escritor.
Andaba por la calle y también sonreía, mostrando su dentadura hasta las encías, a diferencia de la gente que le rodeaba. Andaba seguro de sí mismo, un paso tras otro, un paso tras otro y con la cabeza mirando al frente, en actitud altiva. Su mente estaba en constante bullicio, los engranajes que la conformaban no cesaban su constante trabajo, pero su alma estaba calmada. No tenía alteraciones, disgustos ni tristezas que alteraran la armonía y la paz de su alma.
Cuando el señor Pez miraba hacia atrás, hacia su pasado reciente, se daba cuenta de que había atado todos sus cabos: su pasado estaba solucionado, por lo que podía centrarse en su presente y en su más que prometedor futuro. Se conocía lo suficiente como para saber que era capaz de todo, y que el mundo era incluso demasiado pequeño para completar todas sus ambiciones. El señor Pez era feliz, y sabía que la felicidad es el deseo último del hombre. Ni el amor, ni la paz mundial, ni el dinero ni los bienes materiales.La búsqueda de la felicidad era el principal objetivo de la humanidad. Si el señor Pez era feliz paseando entre álamos y robles, acompañado del ulular del viento y el sol calentando su curtida cara, entonces podía decirse que el señor Pez había descubierto el significado de la vida.

Dentro de él

La larga y ancha avenida se encontraba en medio de la penumbra, entre la oscuridad de la noche y las luces del principio del día. El ambiente era gris y nebuloso, y la precaria luz de la aurora no permitía siquiera distinguir los edificios, que se alzaban como grandes y prominentes sombras ante la vacía calle. El ulular del viento y el  murmullo de oleaje que producía el lejano tráfico, que no cesaba en su constante trasiego, alteraban la armonía y la serenidad de la madrugada. Poco a poco, y entre los árboles que cercaban la calle, una fría luz se fue descubriendo lentamente, iluminando todo a su alrededor con un tono azul claro. Pronto los pájaros comenzaron su particular parloteo, e incluso algunos gorriones se aventuraron a salir de su árbol y revolotearon durante segundos, junto a los pequeños murciélagos que todavía se encontraban perdidos con las primeras luces.
De pronto un rayo de sol surgió de entre los árboles y se lanzó hacia la tierra, provocando una explosión de luz dorada. Su cálido resplandor emanó por doquier, entibiando la gran avenida y pintando una colorida acuarela. Antes oscura y lúgubre, la calle ahora había mutado en un amalgama de colores y preciosos matices

Con los primeros rayos de sol solía volver a casa. Sus andares eran pausados y constantes, y el sonido de su bastón encajaba en el ritmo incesante de sus pies al andar, que se arrastraban lentamente. Andaba ajeno a lo que acaecía en derredor suyo, como si una burbuja lo separara del mundo real, de la corriente que arrastraba a los demás. Su traje marrón impoluto, su sombrero del mismo color y sus zapatos abrillantados lo mostraban como a un hombre elegante y cuidadoso, responsable y respetable. Pero su rostro estaba cansado. Bajo sus pobladas cejas su mirada era dulce y a la vez dura, en paz pero en constante alarma, como si en ellos se mostrara la verdadera esencia del dios Abraxas, de la dualidad del bien y el mal. Tan pronto su mirada era dócil y sumisa como áspera e irascible.

Nudozurdo – Dentro de él

martes, 30 de noviembre de 2010

If you play in dirt, you get dirty.

En la sociedad tan poco transparente en la que vivimos, en la que el periodismo es mayoritariamente un instrumento político que nos indica en qué pensar y de qué forma (aunque sea implícitamente), las últimas y controvertidas filtraciones de Julian Assange en su página web Wikileaks sobre la diplomacia internacional suponen una reconciliación con el verdadero periodismo, un periodismo que informa de todo y pone ante el receptor una innumerable cantidad de hechos que éste puede valorar. Si bien es cierto que soy bastante escéptico en cuanto a la forma de obtención de dichos documentos, ya que han sido extraídos ilegítimamente, también es verdad que ponen de manifiesto la enorme opacidad que rodea a la diplomacia internacional. Todo el mundo sabe que las relaciones internacionales y la política, principalmente, son una gran iceberg. La opinión pública únicamente ve su parte superior, la que se encuentra en la superficie, mientras que el grueso de esta se encuentra bajo el agua, fuera del alcance de la sociedad.
Las repercusiones que éste suceso está despertando son enormemente graves para las relaciones diplomáticas entre EEUU y sus aliados, y creo no equivocarme al afirmar que marcarán un antes y un después en la diplomacia internacional. Lo que se ha dicho y lo que se pone de manifiesto en dichas filtraciones son verdades flagrantes, y en el caso de que sea imposible su verificación, su valor es incalculable en tanto en cuanto condicionará enormemente la relación exterior de EEUU con el resto del mundo.
Por otra parte es totalmente incomprensible cómo un departamento de Estado del país más poderoso del mundo ha podido sufrir tal saqueo de documentos confidenciales. El hecho de que una serie de cables o conexiones vía internet comunique a alrededor de 3 millones de estadounidenses (entre los que se encuentra personal del FBI, la CIA o la DEA), no es excusa para una filtración tan grave y un supuesto hackeo del sistema.
En los años 70 un tal "Garganta Profunda" destapó los secretos del Watergate, que los periodistas del Washington Post Bob Woodward y Carl Bernstein publicaron, provocando entonces la destitución del presidente Nixon. En el caso Wikileaks, bajo mi punto de vista, es realmente difícil que un sólo "Deep Throat" haya conseguido filtrar tal cantidad de documentos que, si bien no se encontraban en la categoría de Top Secret , lo estaban en la de Secret o Confidential, lo que dificulta bastante su "hackeo". El supuesto responsable de las filtraciones sobre la guerra de Iraq y Afganistán, Bradley Manning, es el principal sospechoso de esta nueva oleada de documentos secretos sobre la diplomacia internacional, pero dudo mucho que todo el trabajo haya recaído en él, incluso teniendo conocimientos de informática.
La lección que se extrae de esta situación, que no tiene precedentes pero si tendrá consecuentes, es que los cables con los que están amarrados los documentos más secretos de EEUU deberían ser mejor atados. Este suceso supone un gran escarmiento para la seguridad del Departamente de Estado de EEUU, y sacude los pilares sobre los que descansan las relaciones internacionales en la actualidad. Es una lección, no de periodismo, sino de espionaje y "hackeo" que deben aprender los gobiernos de todo el mundo. Y es que, como bien decía Jimmy Mcnulty en la magnífica serie "The Wire", If you play in dirt, you get dirty.


miércoles, 24 de noviembre de 2010


Cuando en noviembre de 1975 el rey Hassan II de Marruecos, aprovechando la decadencia del régimen franquista, promovió una marcha popular para ocupar los territorios del Sáhara Occidental Español, el gobierno de Arias Navarro ya había acordado desde 1966, bajo auspicio de la ONU, ratificar un referéndum de independencia para dicha región, considerada la 45ª del estado español desde 1958. Marruecos, años después, y temeroso de que ese referéndum pudiera realizarse y resultara favorable para la causa saharaui, recurrió a la Asamblea General de Naciones Unidas en 1975 para instar a este organismo de que el referéndum no se realizara[1]. Por ello Naciones Unidas solicitó a la Corte Internacional de Justicia que elaborara un veredicto sobre la situación del Sáhara, y que estudiara la historia y situación de tales territorios. El veredicto fue claro: si bien era cierto que tales territorios poseían vínculos con Marruecos, especialmente en cuanto a tierras y la subordinación de éstas, el Sáhara Occidental, siguiendo las directrices de la resolución 1514 de 1960 elaborada por Naciones Unidas (La Declaración de Garantías de Independencia para las Colonias y los Pueblos), debía elaborar un referéndum de independencia. Pero el gobierno de Hassan II no interpretó el veredicto como tal, sino que únicamente dio por valida la resolución que alegaba vínculos del Sáhara Occidental con Marruecos. Por lo tanto, una gran turba popular, organizada por el gobierno marroquí y denominada la Marcha Verde, se dirigió en Noviembre de 1975 hacia los territorios del Sáhara Occidental, para así ocupar una zona que Marruecos consideraba soberana.
La creación del Frente Polisario (Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, territorios reivindicados por la población del Sáhara Occidental Español) en 1973 y la denominada marcha verde marroquí en 1975 propiciaron los Acuerdos de Madrid del 16 de Noviembre de 1975, en los que España cedió la administración del territorio a Marruecos y Mauritania, países que compartían frontera con el Sáhara Occidental. Meses después y ya fallecido Francisco Franco, España se desvinculó de su soberanía en el Sáhara retirando las tropas el 27 de Febrero de 1976. Ese mismo día el Frente Polisario proclamó la RASD (República Árabe Saharaui Democrática) apoyada por Argelia, y Marruecos ocupó militarmente la zona, hechos que propiciaron el inicio de una guerra que, una vez España desligada del Sáhara, enfrentó a Marruecos, Mauritania y el Frente Polisario por unos territorios realmente ricos en fosfatos y recursos pesqueros. Mauritania, que únicamente controlaba la ciudad sureña de La Aguera, cercana a la frontera con éste país, firmó la paz con el Frente Polisario en agosto de 1978. Fue entonces cuando el conflicto se convirtió en una lucha por la soberanía del Sáhara entre dos únicos bandos: el Frente Polisario y Marruecos.
El gobierno de Argelia, que era aliado y reconocía la RASD, construyó en su país una serie de campamentos al sur de Tinduf donde podrían vivir los saharauis desplazados de su territorio tras la ocupación total de Marruecos. El régimen alaui se mantenía firme en su decisión de mantener su soberanía sobre el Sáhara, por lo que entre 1980 y 1987 levantó un muro defensivo de alrededor de 2.500 km que separaba la zona ocupada por la RASD, cercana a Argelia, y la zona que Marruecos ocupaba militarmente.
Desde 1991, año en el que la ONU intervino en el Sáhara creando la resolución 690, que debía garantizar un alto el fuego entre el Polisario y Marruecos, la repatración de prisioneros de ambos bandos y un referéndum de independencia, todo ello vigilado por una misión de la ONU presente allí (MINURSO), la situación del Sáhara se ha mantenido estancada y no ha evolucionado favorablemente. La guerra entre el Polisario y Marruecos terminó, pero el referéndum de independencia seguía sin celebrarse. Ni la intervención de la MINURSO, ni la mediación entre ambos gobiernos fomentada por expertos diplomáticos como Christopher Ross han conseguido que las partes implicadas en el conflicto puedan llegar a un consenso en el que se solucione el problema.
Pero la situación no podía sostenerse más. El gobierno marroquí, según afirmaba la población saharaui, vulneraba los derechos de la población del Sáhara, les impedía obtener empleo y una vivienda digna. Las protestas, incluso en un régimen tan estricto y duro como el marroquí, no se hicieron esperar. El 10 de octubre de 2010 entre 10.000 y 20.000 personas, habitantes de la zona del Sáhara Occidental gobernada por Marruecos, se instalaron en Gdem Izik, una zona prácticamente desértica a 14 km de El Aiún, capital del Sáhara y gobernada por Marruecos. Estas decenas de miles de personas levantaron un campamento de protesta denunciando una grave vulneración de sus derechos sociales, a lo que el gobierno marroquí respondió con una progresiva represión. Un régimen como tal no podía aceptar disidencia de ninguna clase, y menos en un territorio en el que independentistas saharauis y marroquíes reivindicaban como suyo.
El asesinato de un adolescente saharaui por parte del ejército marroquí el 24 de octubre vaticinó lo que más adelante se convertiría en el peor conflicto de la zona desde hacía 35 años. Poco días después la cobertura mediática internacional, atraída por los conflictos que se iban sucediendo, fue percatándose de la progresiva opacidad informativa del gobierno marroquí, y la cada vez más tensa relación entre los medios y el régimen alaui.
Durante los días siguientes al asesinato del adolescente saharaui la tensión se fue acumulando, y Marruecos iba mostrando su clara intención de mostrarse intolerante ante lo que denominaba una “violación, alteración y puesta en duda de la marroquinidad” del Sáhara Occidental, en palabras del monarca Mohamed VI de Marruecos. Poco a poco la actitud represora del régimen marroquí fue intensificandose, tal y como afirmaron el 4 de noviembre miembros del Frente Polisario al alegar que el campamento de protesta estaba siendo sitiado por el ejército marroquí, mientras en El Aaiún decenas de jóvenes manifestantes protestaban con barricadas y hogueras.
El 8 de Noviembre la tensión se desató completamente. El gobierno marroquí intervino violentamente en el campamento de Gdem Izik con cañones de agua, gases lacrimógenos y porras para así acabar con la protesta saharaui.
Pronto los medios de comunicación, especialmente españoles, se hicieron eco de la noticia, que suponía una violación flagrante de los derechos de la población saharaui e incluso crímenes de lesa humanidad, tal y como afirmaban miembros del frente Polisario. La opacidad informativa se intensificó enormemente, e incluso era totalmente imposible viajar hacia El Aaiún sin el consentimiento del gobierno marroquí. Los disturbios se trasladaron, una vez desalojado el campamento de protesta de Gdem Izik, a la capital El Aaiún, donde los saharauis levantaron barricadas de piedra y proclamaron su independencia mientras la policía cargaba contra ellos. La ciudad estaba tomada por completo por las fuerzas del orden marroquí, y era imposible acceder ni salir de ella.
El mismo día en Nueva York comenzaban las conversaciones entre el frente Polisario y Marruecos, bajo auspicio de la ONU,  que buscaban decidir una nueva fecha para una nueva citación.  Pero ni siquiera los disturbios en El Aaiún fueron denunciados por Naciones Unidas, que constantemente instaba a ambas partes a “ejercer la mayor contención” posible durante el conflicto para poder llegar a una solución, tal y como afirmaba el portavoz de la ONU Martin Nebrisky.
La respuesta española tampoco denunciaba lo ocurrido. La ministra de exteriores Trinidad Jiménez coincidía con la decisión de la ONU: era necesario esclarecer todos los hechos y hacer una investigación objetiva sobre lo ocurrido, al igual que “evitar que el conflicto sea mayor” e instar a ambas partes a que se “reanuden cuanto antes las conversaciones”. España era en parte responsable de la situación de la población saharaui, pero aún así la ministra de asuntos exteriores abogaba porque las Naciones Unidas debían “ampliar sus capacidades para la vigilancia y protección de los derechos humanos” en el Sáhara Occidental.
Mientras tanto El Aaiún seguía ocupado militarmente, y se realizaron alrededor de 600 y 800 detenciones a saharauis supuestamente implicados en la protesta, tal y como afirmaba el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Por otra parte, organismos como Human Rights Watch pudieron acceder a la zona para realizar un estudio objetivo de lo ocurrido. Su conclusión desmentía la hipótesis saharaui de que había alrededor de 36 fallecidos, pero aún así la organización contó 2 muertos saharauis y 11 policías marroquíes.

 Al margen de las especulaciones, la escasa transparencia informativa de Marruecos y la impasividad de la ONU y España, principales responsables de la situación en el Sáhara, la situación de la antigua colonia española no puede seguir en ese limbo judicial en el que se encuentra de un tiempo a esta parte. Es totalmente inaceptable que exista, en pleno siglo XXI, una región que aún no haya sufrido el proceso de descolonización que ya tuvieron decenas de países durante todo el siglo XX. Si bien es cierto que la mayor culpa recae en el gobierno marroquí, que se ha opuesto siempre a la organización de un referéndum en el Sáhara, España también es responsable de la integridad de este pueblo, ya que garantizó la organización de un referéndum de independencia que, despues de 40 años de conflicto, aún no se ha celebrado. Es cierto que es un tema especialmente delicado para las relaciones bilaterales entre España y Marruecos. Éste último es un gran aliado en la lucha contra el terrorismo islamista y la inmigración ilegal, y el comercio entre ambos países es de gran importancia para la economía de ambos. Aún así, una violación de los derechos humanos debe ser denunciada por encima de todo tipo de relación bilateral, comercial o diplomática. Y más siendo España aún responsable de la situación del pueblo saharaui.



[1] Durante todo el conflicto, desde hace 35 años, Marruecos siempre se ha opuesto a que se realizara un referéndum de independencia del pueblo saharaui, a sabiendas de que no sería para nada favorable para el gobierno marroquí.

jueves, 4 de noviembre de 2010

La atemporalidad de Charlot.


Estrenada en 1936 y protagonizada por el famoso actor Charles Chaplin, Tiempos Modernos es el claro reflejo de la sociedad obrera estadounidense de principios del siglo XX, tras la segunda revolución industrial del siglo anterior que cambió radicalmente el trabajo obrero.
El protagonista, Charlot[1], papel que encarna en más de una película Charles Chaplin, es un proletario que trabaja sin descanso en una fábrica de acero, hasta que acaba perdiendo la razón. En un arranque de locura escapa de la fábrica y comienza una aventura en la que se ve involucrado en todos los problemas de la sociedad (el paro, las organizaciones sindicales, la huelga, el incremento de la delincuencia), que caracterizan a esta década, posterior a la crisis de 1929. Tras varias etapas en la cárcel por diversos malentendidos (enredos típicos de su humor), conoce a una joven con la que comparte las desgracias de la época. Ambos anhelan un hogar, un trabajo fijo y las facilidades de las clases sociales más pudientes. Finalmente no consiguen su cometido, pero su imaginación les permite disfrutar de las excentricidades de la clase alta, así que no cejan en su intento de conseguir llegar a ese estrato social y poder triunfar en un mundo en el que cada vez resulta más complicado salir adelante.

La crítica social adquiere un papel realmente importante en esta película, y en clave de humor van apareciendo los diversos problemas de la sociedad.
La sátira del trabajo en las fábricas, donde los trabajadores se ven obligados a cumplir estrictamente su obligación sin apenas descansos y con unas condiciones infrahumanas, es una parábola de la precaria situación de los obreros desde la revolución industrial estadounidense. Es esta una denuncia del taylorismo[2] y el fordismo[3], del trabajo obrero en cadena y del aumento de productividad a costa de los trabajadores; en definitiva, una crítica a los modelos productivos de la época, que alienaban a los obreros y les hacían esclavos de su propio trabajo. Este comportamiento, tratado en la película desde una perspectiva humorística, lo observamos en el personaje de Charlot, que enloquece ante la gran responsabilidad que conlleva el cumplimiento eficaz de su trabajo. Un trabajo rutinario, en un espacio muy pequeño y por supuesto no cualificado, sin las herramientos ni las condiciones adecuadas para el perfecto cumplimiento de éste.
Poco a poco los problemas de la sociedad se van hilando y van mostrándose, sin apenas presencia de diálogos que los denuncien, pero evidenciados únicamente con imágenes.
Otro de los pilares sobre los que descansa la crítica social de la película es la denuncia y la puesta en escena de los problemas de la ciudadanía estadounidense.
El protagonista, al salir de la fábrica, se encuentra con un país sacudido por las huelgas y las protestas sindicales, que reivindican mejoras en las condiciones de trabajo de los obreros de las fábricas. También se observa el paro y la pobreza que provocó el crack bursátil de 1929 en Nueva York. Esta crisis se extendió por todo el país, creándose en las afueras de principales ciudades como Los Ángeles, los llamados Hoovervilles, o ciudades de Hoover[4], zonas de chabolas en las que habitaba la población con más escasez de recursos (en una de estas chabolas habita el personaje con su joven compañera).
            La delincuencia es otro de los temas tratados y criticados en la película, siempre desde una visión humorística. Los robos y saqueos a tiendas eran cada vez más comunes y crecieron sustancialmente, como se observa en la película, en la que el protagonista presencia un robo en la tienda en la que trabaja como guardia de seguridad.

La película, al mostrar y denunciar la situación de tan convulsa época, consigue trasladar al espectador la preocupación por ésta, a la vez que realizar una crítica de la mayor crisis a nivel mundial, que no sólo sacudió los cimientos de la economía estadounidense, sino que repercutió enormemente en la sociedad.
Esta crítica también incide en el llamado sueño americano, un sueño en el que la tierra de las oportunidades que es Estados Unidos permite a todos sus habitantes llegar a lo más alto desde la situación más precaria. Lo observamos claramente en el constante intento de los protagonistas por salir adelante y conseguir un trabajo y una vivienda dignos, tras observar la enorme diferencia que existe entre su situación y la de los estratos sociales más pudientes. Es por eso que recrean imaginaria e irónicamente las excentricidades de las clases adineradas, y anhelan constantemente tal situación.
Este sueño americano frustrado encuentra un paralelismo con la obra de teatro Muerte de un Viajante, del escritor norteamericano Arthur Miller, en la que un desesperado hombre se va percatando poco a poco de que no ha conseguido alcanzar el éxito que el llamado “sueño americano” propugnaba. Si bien es cierto que dicha obra data de 1953, la crítica de ese sueño frustrado, de esa incapacidad de llegar a lo más alto, es muy parecida en la película de Chaplin, e incluso se podría trasladar la misma denuncia social a la actualidad. La crisis económica surgida en 2008 tras la quiebra del banco norteamericano Lehman Brothers y la consiguiente expansión de la crisis en todo el mundo, a la que se unen una gran crisis crediticia y de confianza en los mercados, ha provocado en la sociedad una gran frustración general. El paro se ha disparado en casi todos los países afectados por la recesión económica, y, si bien es verdad que la delincuencia no ha llegado al extremo de campar a sus anchas entre la ciudadanía, la sensación de malestar social si que ha repercutido enormemente en ella. Los sindicatos han reaccionado en diversos países, reivindicando por los derechos de los trabajadores, al igual que ocurrió en la crisis de 1929, y varios países, entre los que destacan Francia, Grecia o España han salido a la calle y organizado huelgas para protestar por la situación actual.
La crisis económica de 2008 fue el principal detonante de la mala situación económica y la desazón social que existe actualmente a nivel mundial. Si bien es cierto que no es equiparable la crisis de 1929 con la actual, si podemos llegar a la conclusión de que sus consecuencias, aunque más drásticas las de la crisis bursátil de 1929, son similares, ya que la sociedad en ambas ocasiones se ha visto vulnerada y ha perdido los derechos que anteriormente poseía (con pérdida de puestos de trabajo, de salarios y derechos laborales).



[1] Charlot, el personaje que interpreta Charles Chaplin en la gran mayoría de sus películas, es un vagabundo que siempre acaba involucrado en todo tipo de líos.
[2] El taylorismo, creado por el economista norteamericano Frederick W. Taylor, es un modelo productivo basado en la división de tareas del proceso de producción en una fábrica, todas ellas cronometradas, para conseguir mayor productividad, eficiencia y rentabilidad en el trabajo.
[3] El fordismo, modelo creado por el fabricante de automóviles estadounidense Henry Ford, es principalmente el modelo de producción en cadena, en el que encontramos semejanzas con el taylorismo. En este modelo cada trabajador realiza únicamente una acción, y se especializa en esa misma.
[4] Las ciudades-chabola anexas a las grandes ciudades tomaron este nombre del entonces presidente de los Estados Unidos, Herbert Hoover, al que culpaban los ciudadanos del declive y la desastrosa situación del país.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Rubbish


El hecho de juzgar o calificar algo sin conocerlo siempre se ha mostrado como un aspecto negativo del conocimiento humano. Sin embargo, ese conocimiento, ese prejuicio, cierto o no, sobre cualquier cosa nos permite tener un mínimo conocimiento de ésta. Entonces, ¿la ignorancia sobre un tema es peor que el conocimiento érroneo de éste? Si y no. Se dice que en la ignorancia radica la felicidad, y en parte es cierto. Si no prejuzgamos, si no tenemos una idea ulterior sobre algo o desconocemos totalmente a alguien, vivimos en una completa indiferencia en cuanto a ese algo o alguien se refiere. En cambio si tenemos un mínimo conocimiento de éste, sin contrastar con la realidad, desconocemos su certeza y su veracidad, pero tenemos una mínima idea de ello.
En parte es más positivo saber algo, sin saber si es cierto, que no tener conocimiento alguno sobre ese algo. Por ejemplo, ¿es más positivo creer que los judíos son avariciosos, sin saber si realmente lo son, antes que desconocer la existencia de los judíos? En parte sí, en parte no. Si lo único que sabemos de los judíos es que son avariciosos y el conocimiento que tenemos de ellos es negativo, en este caso puede resultar contraproducente para nuestro conocimiento, ya que antes de conocer a un judío lo veremos como una persona avariciosa. Sin embargo si no supieramos absolutamente nada de lo que es un judío, si ni siquiera pudieramos calificarlo, despectiva o positivamente, nuestro conocimiento de los judíos sería nulo.
En definitiva, los judíos suelen ser judíos. Aunque no siempre.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El Puente de Tacoma Narrows

La lejanía con la que a veces se observa la realidad es la tónica de la sociedad actual. Vivimos ensimismados en nuestras aspiraciones, en nuestros pequeños retos, y desconocemos lo que atañe a nuestros intereses generales. Somos una sociedad a la que nos resulta indiferente lo que ocurre en otros lugares, en otras zonas, incluso en nuestro propio país. Por naturaleza somos codiciosos, egoístas y somos incapaces de ponernos en el papel de los demás.
Codicia
Y es que está claro, la sociedad actual busca enriquecerse a toda costa, en una especie de pirámide de Ponzi en la que el dinero que recaudamos sirve para ganar más dinero. Como se suele decir, “ para hacer dinero, hace falta dinero”. Y eso es lo que ocurre actualmente con la economía. La política del Estado del Bienestar, desgraciadamente sustentada por el esquema que ideó el estafador italiano Carlo Ponzi, recauda impuestos de los contribuyentes y con ese mismo dinero paga las prestaciones a estos, es decir, los contribuyentes cobran el mismo dinero que pagan en impuestos. Es una pescadilla que se muerde la cola, que impide el ahorro en unas sociedades que buscan el bienestar. Sobra decir que es totalmente inviable, es el fracaso de una forma económica que poco a poco va desapareciendo. Desde socialdemócratas hasta neoconservadores pasando por el ultraderechismo del Tea Party están demostrando, aunque implícitamente, mediante propuestas y nuevos recortes, que la situación actual es insostenible.

Colapso estructural en 1940 del puente Tacoma Narrows, San Francisco.
Estamos en un punto de inflexión en el que lo único que vale ahora es una huida hacia adelante. Se nos planta ante nosotros un abismo en el que tenemos un puente partido a la mitad, el puente de Tacoma Narrows en 1940 en San Francisco. Cuando lleguemos a esa mitad y veamos el precipicio, será demasiado tarde para construir la continuación hasta al otro lado. 




                                                                                                     





miércoles, 13 de octubre de 2010

En attendant Godot

 Cuando la Segunda Guerra Mundial terminó, el mundo y principalmente Europa quedaron sumidos en la más profunda devastación. La población mundial sufrió tras la guerra una enorme crisis moral y social, en la que términos como Paz, Diálogo o Diplomacia habían perdido valor, y los millones de víctimas de la sangrienta contienda pasaron a ser meros datos, números y estadísticas. Europa estaba mal acostumbrada al horror tras cuarenta años de guerras y conflictos. Pero la Segunda Guerra Mundial fue la gota que colmó el vaso de la moralidad europea y mundial, una especie de “hasta aquí hemos llegado”.

Vladimir y Estragón, personajes de la obra de Samuel Beckett “Esperando a Godot”, son el perfecto reflejo de esta sociedad de posguerra. Ambos están perdidos, no saben lo que les deparará el futuro, únicamente basan su vida en la vana esperanza de que un tal Godot les salvará la vida, les indicará el camino adecuado. Pero Godot no llega, y estamos en 1953, en plena guerra fría. Se han formado dos bloques que pugnan por la hegemonía mundial, y la sociedad vuelve a dormir intranquila bajo la amenaza de un enemigo que nunca atacará.
Vladimir y Estragón.
La caída del muro de Berlín en 1989 y la consiguiente desaparición de la URSS dos años después supusieron una nueva etapa, una etapa en la que el capitalismo y el Estado del Bienestar serían los dominantes del mundo. Los países que surgieron tras la desmembración soviética, aunque siguen recuperándose aún de la etapa comunista, adoptaron este modelo como solución a su maltrecha economía y política. El mundo entero, incluso los últimos reductos comunistas como China, con un férreo control de la población, negándole la libertad de expresión, han adoptado el capitalismo como modo económico.
Pero al capitalismo, aun desaparecido su principal enemigo, le ha surgido un nuevo enemigo: él mismo.


Tras la guerra y principalmente tras la desaparición de la Unión Soviética, “los estados del bienestar de la Europa occidental […]proporcionaron los beneficios más generosos jamás concedidos a los trabajadores en ninguna parte”(Christopher Caldwell). Era la solución, el perfecto camino hacia la prosperidad.
Willy Lomann
Pero este sistema comenzó a ser puesto en tela de juicio. No se criticaba el Estado del Bienestar (¿quien puede estar en contra del bienestar?), sino el capitalismo, el modo de vida predominante en el mundo. Éste promulgaba un desarrollo económico próspero sin que se alterara el bienestar social, algo que actualmente se ha demostrado imposible.. Estados Unidos, precursor y máximo defensor del capitalismo observó que no eran capaz de sostener su propio modelo. El Estado del Bienestar promulgaba una igualdad de oportunidades, de derechos y de posibilidad de llegar a la prosperidad. Pero ya Willy Lomann en “Muerte de un Viajante” observó que eso no existía, que estaba perdido y aun habiendo trabajado toda su vida no era capaz de llegar a lo más alto.


60 años después, en pleno siglo XXI y en mitad de la crisis económica más importante del siglo tras el crack del 29, todos los americanos, europeos y defensores del Estado del Bienestar se convierten en Willy Lomann, en personas perdidas que observan que no hay una salida, no hay una manera de salir adelante sin sacrificar todo por lo que lucharon. Estos Willy Lomann se dan cuenta de que no se puede gobernar favoreciendo a todos. Los pilares básicos capitalistas de mantenimiento del empleo, leyes que permitan movilidad y eficacia de la economía estatal, asistencia médica, son derrumbados por los mismos que los edificaron. Estos Willy Lomann se introducen en la obra de Samuel Beckett “Esperando a Godot” y esperan en vano a que Godot les ayude a salvar el Estado del Bienestar. Pero Godot no aparece.

“Mejor un fin con terror que un terror sin fin”



lunes, 20 de septiembre de 2010

Libro polvoriento.

Nuestra sociedad es un libro plagado de personajes planos. Esos personajes en los que un escritor no pone todo su empeño, no profundiza en sus sentimientos ni vida pasada, y en los que no se observa una evolución. Esos personajes que son inamovibles, pasivos y aburridos, que no aportan nada a la historia, que representan lo que se denomina como el montón. Nuestra sociedad está llena de estos personajes. Encienden la caja tonta y beben de infinidad de fuentes, de estupideces y “chorradas como pianos”, que los adoctrinan como si el Gran Hermano (no el “magnífico” experimento sociológico que Telecinco hace metiendo a varios de estos personajes en una casa para observar su comportamiento, sino el Gran Hermano de Orwell) se saliera de la novela “1984”.
Los personajes redondos se esconden, no quieren protagonismo porque saben que los lectores del libro no aprecian su trabajo. Ruedan entre los sectores menos valorados, pero su interpretación y papel en el libro de la sociedad es imprescindible.
Estos personajes redondos no son conocidos, no enseñan una teta en Telecinco, critican al rey en El Intermedio ni se golpean estúpidamente en “Tonterías las justas”, pero favorecen al crecimiento y desarrollo cultural de España.
Dejemos que los planos hagan bulto y permitamos que los redondos contribuyan a hacer de este libro una obra maestra.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

The Axes of Evil.

Las guerras y conflictos armados en el siglo XXI no gozan del beneplácito de la opinión pública ni de los sectores más progresistas. El hecho de enviar tropas a un país de Oriente Medio, séase Irak o Afganistan como sucede actualmente, donde no existe una guerra abierta pero si un alto riesgo de ataques contra las tropas crea en la población un sentimiento de repulsa.

Esta oposición generalizada de la población comenzó hace ya 40 años, en la guerra de Vietnam, en la que toda la población estadounidense, la prensa y la comunidad internacional en general mantuvieron una actitud de denuncia ante la intervención de EEUU. Fue la peor derrota de la historia estadounidense y el perfecto ejemplo del espíritu de la guerra fría: una constante pugna entre el capitalismo y el comunismo por mantener y expandir su hegemonía.

30 años después se produjo en Nueva York el peor atentado de la historia de Estados Unidos. El 11 de Septiembre de 2001 dos aviones impactaron ante las llamadas torres gemelas de Manhattan, muriendo alrededor de 3000 personas. La respuesta estadounidense no se hizo esperar. La administración Bush no tardó ni siquiera un mes (el 4 de octubre) en comenzar a bombardear Afganistán, donde pretendía derrocar al gobierno talibán y a la organización terrorista Al-Qaeda (comandada por Bin Laden), a la que se le atribuían los atentados del 11-S. La política exterior española, que bajo el mandato de Jose María Aznar mostró clara simpatía por el presidente estadounidense George W. Bush, pronto se unió a la contienda.

Un soldado de la ISAF monta guardia junto a la cárcel de
Herat mientras un niño simula disparar con una pistola /REUTERS
Dos años después la amenaza resultó ser Iraq. Se creía de la existencia de armas de destrucción masiva en éste país (no voy a discutir si era cierto o no) y el gobierno estadounidense veía como una amenaza la dictadura iraquí de Sadam Hussein, por lo que entre marzo y mayo del año 2003 se formó una coalición de países (entre los que se encontraba España) que desembocó en la invasión y la consiguiente guerra de Iraq.
Este conflicto desplazó alrededor de 1.300 soldados españoles, algo que la opinión pública denunció, observando el oportunismo  de Aznar al seguir todos y cada uno de los pasos del presidente Bush, aún sin saber a ciencia cierta el motivo de la invasión. Mientras la oposición socialista apoyó en su momento la guerra de Afganistán, las ideas pro-estadounidenses que apoyaban la guerra de Iraq, lideradas por la ministra de asuntos exteriores Ana Palacio o el presidente del gobierno José María Aznar, encontraron en la oposición un claro enemigo. El secretario general del PSOE, José Luis Rodriguez Zapatero, denunciaba firmemente la guerra de Iraq.
Soldados de la ISAF (Fuerza Internacional de
Asistencia para la Seguridad)/EFE

Tras el atentado terrorista del 11-M en 2004 la situación y el gobierno cambiaron.
Las promesas electorales del PSOE con su nuevo presidente Zapatero se basaban en la retirada de las tropas de Irak, algo que en mayo del mismo año hicieron. Pero la misión de las tropas en Afganistán seguía sin conocerse. Las labores que realizaban eran meramente humanitarias y en raras ocasiones realizaban operaciones para desarticular o eliminar objetivos de Al-Qaeda.
En julio de 2010 una web (Wikileaks) destapó varios “trapos sucios” de la guerra de Afganistán. En pocos de ellos aparece el ejército español, pero la opinión española comenzó a preguntarse si la intervención española en ese país era realmente efectiva o necesaria.
El asesinato en agosto de 2 policías españoles por un policía afgano fue el pretexto que necesitó el país para volverse a preguntar por la misión española en Afganistán.
¿Es realmente imprescindible la intervención española en Afganistán? ¿Es realmente imprescindible que tropas españolas y miembros de la policía nacional instruyan al ejército afgano, donde existen y han existido ataques e insurgencias constantes?

El 15 de septiembre el presidente del gobierno mantuvo firmemente su compromiso de mantener las tropas en Afganistán, valorando la gran responsabilidad y el comportamiento ejemplar de las tropas para establecer el orden y derrocar definitivamente a Al-Qaeda. Después de 9 años mantuvo la postura de que ha merecido la pena y de que no existe el suficiente peligro como para abandonar el país. Además anunció la detención de 4 sospechosos por los asesinatos de policías españoles a manos de afganos.
El Partido Popular, liderado por Mariano Rajoy, no denunció la intervención y estancia de las tropas españolas en Afganistán, como hicieron otros miembros de la oposición (Gaspar Llamazares, líder de Izquierda Unida, realiza una dura crítica a esta guerra, término que el presidente del gobierno evita mencionar), pero pidió al presidente más transparencia y una explicación del objetivo prioritario y la función principal del país en Afganistán.

En noviembre se celebrará una cumbre de la OTAN en Lisboa donde se decidirá el futuro de las tropas destinadas en ese país.
Mientras las tropas en Afganistan realizan una gran labor humanitaria, instruyendo a policías afganos e intentando establecer el orden en el país. Pero, ¿a qué precio?

martes, 14 de septiembre de 2010

Que grande eres, Rafa

El famoso "Rafa no me jodas" ya no vale. El gran Rafa Nadal consigue
vencer al serbio Djokovic en el U.S. Open y se consolida como uno
de los más grandes.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Mike Portnoy abandona Dream Theater.

Desde pequeñito había mostrado una gran vocación por la música. A la temprana edad de 6 años comencé a recibir clases de violín (con un pequeño violín de segunda mano lleno de pegatinas) y a interesarme por la música. Mi profesor, una persona muy paciente y experta en temas musicales, sin casi darme cuenta, me fue inculcando el amor por mi instrumento. A los 10 años aproximadamente mis gustos musicales fueron dirigiendose hacia otro lugar, dejando de lado las típicas canciones de radiofórmula y de música clásica. Descubrí entonces el rock, desde los clásicos Led Zeppelin hasta Metallica, pasando por Linkin Park o Megadeth. Ya se iba notando mi amor por la música dura cuando abandoné las cuatro cuerdas del violín para pasarme a las cuatro del bajo eléctrico.

Los grupos y el estilo de música que escuchaba entonces me influían enormemente, pero no causaban en mí tanta admiración como me causaron Dream Theater cuando los descubrí. Recuerdo perfectamente oír hablar de ellos y pronto empecé a bajarme su música (tranqui SGAE,tengo todos sus discos originales). La sensación que me provocaban tales canciones era inigualable por los grupos que anteriormente había escuchado. La gran variedad de influencias de las que bebía el grupo formaban un amalgama de metal progresivo, dulces baladas y contratiempos, aderezados por los magníficos solos de John Petrucci. Todos los miembros me parecían inigualables, pero sin duda Mike Portnoy, su batería, me impresionó especialmente. Su manera de tocar la batería, convirtiendo a este instrumento en algo más que un acompañamiento, me sorprendió enormemente. Antes únicamente escuchaba música en la que la batería era para mi algo secundario. Con Mike Portnoy las baterías eran el epicentro de la canción. Recuerdo escuchar el largo desarrollo progresivo titulado “A Change of Seasons” y decir: “joder, la batería parece un instrumento más, no un simple acompañamiento para que los demás sigan el ritmo”, que era lo que pensaba hasta el momento.

En 2009 pude finalmente cumplir el gran sueño de mi adolescencia. El festival bilbaíno Kobetasonik me permitió disfrutar en primera fila de un concierto de estos grandes músicos neoyorquinos. Y de nuevo Mike Portnoy me llegó. Su gusto por el metal extremo (del que me considero un gran fan) y su forma de ser, de componer y de vivir el metal me cautivaron enormemente. Cada vez sacaban más discos, y Mike Portnoy se consolidaba como uno de los mejores baterías del planeta.

El pasado miércoles 8 de Septiembre de 2010 Mike Portnoy deja la banda que, como él dice, “fundé, lideré y amé por un cuarto de siglo”. La creó en Nueva York cuando aún recibía clases de batería, y entonces se llamaba Majesty. En 1989 sacaron su primer disco, ya como Dream Theater. En 1992, su segundo disco Images and Words les catapultó a la fama en todo el mundo. Desde entonces, sus 11 discos han sido más que un referente para la música contemporánea y para el rock y el metal en general.

Mike Portnoy salía en revistas y era valorado por todos los baterías del mundo. Su experiencia como músico no le permitía únicamente tocar bien su instrumento, sino ser un músico enormemente activo y que componía junto a sus compañeros. Era el alma de Dream Theater. Difundía vídeos, promociones, concursos, giras mundiales e incluso organizaba los conciertos como si perteneciera al “staff”.

Pero en los últimos años su labor de músico colaborador en varios grupos le distanció de Dream Theater. La reciente muerte del batería de Avenged Sevenfold Jimmy “The Rev” Sullivan le permitió colaborar con el grupo, hasta que, como menciona Mike Portnoy en su Facebook, se dio cuenta de que se divertía mucho más con sus grupos paralelos que con su grupo principal, Dream Theater. La noticia cayó como una losa pesada sobre el mundo del rock. El fundador y alma máter de Dream Theater abandonaba el grupo.

Los demás miembros de Dream Theater afirman que el grupo seguirá en activo y mantienen sus compromisos de grabar un nuevo disco de la banda en enero de 2011. Pero yo, amante del grupo, sé que no será lo mismo sin el gran Portnoy detrás de su enorme batería, con sus camisetas de los Yankees y su barba de diferentes colores cada vez. Y es que una mesa con tres patas no se sostiene.

http://www.youtube.com/watch?v=jBnK7fC4yj0
http://www.youtube.com/watch?v=Kd9p69_ah4s&feature=fvst

jueves, 9 de septiembre de 2010

El peligro de la Islamofobia

El proyecto de construcción de una mezquita junto a la Zona Cero de Nueva York ha suscitado oleadas de protestas. Aunque no se encuentra exactamente en la Zona Cero (en ella se ultiman los últimos detalles para construir un memorial en recuerdo a las víctimas), la población de Nueva York se ha lanzado a la calle para mostrar su desacuerdo ante el proyecto. Afirman que un templo musulmán en tal terreno representa una ofensa y una burla a las víctimas que fallecieron el 11 de septiembre de 2001.
Abogados paquistaníes queman una bandera estadounidense
en medio de las críticas a la idea de Terry Jones.EFE
Pero existe un caso de desacuerdo con la idea de la construcción de la mezquita que supera las barreras de la moralidad. El telepredicador y pastor de una pequeña iglesia integrista de Florida Terry Jones llevó su disconformidad al límite. En el homenaje a las víctimas del 11-S, entre las seis y las nueve de la noche (hora local), pretendía organizar un evento en el que se quemaran ejemplares del Corán. No únicamente en Nueva York, sino a nivel internacional, como decían los carteles que anunciaban el evento. “International Burn a Koran Day. 9/11/2010. 6 PM-9PM”, decían los carteles en su parroquia en Florida.

El hasta hace unas semanas desconocido predicador Terry
Jones frente al cartel que incita a quemar el Corán el 11-S.
Terry Jones seguía empeñado en realizar tal atrocidad, y la comunidad islámica no tardó en protestar. Al igual que la enorme polémica sobre las caricaturas de Mahoma que publicó el diario danés “Jyllands Postem” en 2005, que se saldó con decenas de heridos y varios muertos tras los violentos ataques de grupos islamistas a embajadas europeas en Oriente Medio, la “genial” idea de Terry Jones también ha despertado el odio islamista. El Corán es el libro sagrado y más respetado por el islam, y es una enorme afrenta quemarlo. Por ello en diversas ciudades de Oriente Medio varios extremistas han quemado la imagen del predicador, e incluso, según Interpol, la amenaza de un ataque terrorista de al Qaeda era más que probable si seguía empeñado en quemar varios ejemplares del libro sagrado del islam. Finalmente, hace pocas horas, hoy 10 de septiembre, y bajo presión, Terry Jones se ha rendido y ha cejado en su intento. El FBI ha intervenido y ha “negociado” con él y le han convencido de que es una acción que, aun siendo legal (las leyes estadounidenses no se lo impiden), supondría un grave riesgo para el país y para su seguridad. Como si de un niño pequeño se tratara, se le ha comunicado que no se construirá finalmente la mezquita en la Zona Cero, algo que poco después han negado los promotores de la misma. Se desconoce lo que Obama o el Secretario de Defensa Robert Gates le habrán ofrecido a Terry Jones (algún que otro papelillo verde), pero por lo menos Estados Unidos se ha salvado de otro de los muchos conflictos que tiene con Oriente Medio.

El que estará muy contento es el “buen” Terry Jones, actor del grupo Monty Python, que comprobará que sus búsquedas en Google han aumentado considerablemente.




miércoles, 8 de septiembre de 2010

"Cuando deseé la muerte me aumentaste la agonía".

Alrededor de 21 millones de personas se vieron afectadas por las inundaciones de agosto en Pakistán y el problema se complica aún más con los atentados que en las últimas semanas asolan el ya de por si devastado país asiático. En apenas cinco días al menos 142 personas murieron en 5 ataques suicida que no hacen más que empeorar la situación del país. El último justo ayer, junto a la frontera con Afganistán, en Kurram.
Atentado suicida en Quetta el pasado 3 de septiembre.
Al descontrol originado por la inundación del pasado agosto le siguió un resurgimiento de la influencia talibán en la zona norte del país, una de las más afectadas por la catástrofe. Éstos impedían la llegada de material humanitario a tales zonas, provocando graves conflictos. Pero los atentados ocurridos a principios de este mes empeoran aún más la situación.
Tras el terremoto de Haití el saqueo y el pillaje fueron los protagonistas de los días posteriores a la catástrofe, pero pronto la comunidad internacional intervino y el orden se estableció en el país caribeño. Pero en el caso de Pakistán parece ser que el mundo no piensa involucrarse tanto. La ONU hizo un llamamiento el 11 de agosto para recaudar 460 millones de dólares como ayuda humanitaria, pero únicamente recibió 227.8, una cantidad innecesaria que no alcanza el 50% de lo pedido.

Damnificados por las inundaciones del pasado agosto
EEUU, tras el terremoto de Haití rápidamente ocupó y reorganizó el país, trasladando hasta a 20.000 soldados, dicen que por el enorme interés geopolítico que el país caribeño posee y que interesa a Estados Unidos. Pero la ayuda a Pakistán parece tardar. Mientras tanto el país se ahoga entre agua y sangre.



Coche destrozado por el atentado del pasado 7 de
septiembre en una comisaría de Kohat (Pakistán).
La ayuda humanitaria es escasa para solucionar
la situacion de la población paquistaní.

martes, 7 de septiembre de 2010

La dulce almohada del escepticismo.

Existen acontecimientos de la historia actual en los que, por mucho positivismo que puedas arrojar sobre ellos, si piensas con escepticismo, sueles acertar. La reciente “tregua” de ETA, anunciada el 5 de septiembre de 2010, y las negociaciones entre Abu Mazen y Netanyahu el 2 de septiembre en la Casa Blanca son claros ejemplos de ello.

La historia de Euskadi Ta Askatasuna (ETA), es una historia plagada de treguas, altos el fuego y ceses de actividad que siempre han acabado por romperse con más muertes. Desde que comenzó a asesinar hace 29 años, ETA ha realizado hasta 11 treguas y todas ellas han terminado con nuevos asesinatos, siempre alegando causas externas y nunca aceptando su derrota. Ésta última no es diferente. Sin el apoyo de una Batasuna ilegalizada y con una izquierda abertzale que no acepta el terrorismo como una forma de buscar la independencia, la banda terrorista se encuentra atrapada entre la eficacia policial, la gran labor de busca y captura de sus líderes y “el repudio social de su entorno”, como menciona Pedro J. Ramírez.

Imagen de los tres etarras que informaron de la tregua de ETA
el pasado 5 de septiembre de 2010.
La última tregua, comunicada el 20 de Marzo de 2006, acabó con el atentado en el aeropuerto de Barajas del 30 de diciembre del mismo año. No es posible adivinar si la tregua de ETA será definitiva u ocurrirá como ha ocurrido las once últimas veces (en todas ellas ha vuelto con gran fuerza), pero el problema y la vida de ETA no han terminado en absoluto. La banda “está dispuesta a acordar los mínimos democráticos necesarios para emprender el proceso democrático”, pero, como menciona Pedro J Ramírez, está tomando “oxígeno para volver a atentar”. Así que, pensemos mal y, por desgracia, acertaremos.

Si mantenemos el mismo escepticismo, llegamos al problema palestino-israelí. En Israel ya están acostumbrados a presenciar intentos fallidos de reconciliación con Palestina, y desde la reunión entre el presidente palestino Abu Mazen y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca (y en medio la sonrisa radiante de Hillay Clinton) el pasado 2 de septiembre, la valoración es coincidente entre palestinos e israelíes: un apretón de manos entre Netanyahu y Mazen y una futura citación en Egipto el 15 de Septiembre difícilmente solucionarán un conflicto que conmociona al mundo desde hace 60 años.

Y como la gran mayoría de palestinos e israelíes piensan, ser pesimista en este problema suele siempre conducirte al acierto. Una paz entre ultraconservadores israelíes y extremistas islámicos de Hamás es prácticamente inviable. Ambos son pensamientos extremistas, y aunque se diga que los polos opuestos se atraen, en este caso será verdaderamente complicado magnetizar a ambos.

Netanyahu (derecha) y Mazen (izquierda)
junto a Hillary Clinton (en el centro)
El problema palestino-israelí es un problema de raíces, de religión y de intolerancia. No es aceptable que el sionismo elija un lugar de residencia donde habita una población desde hace cientos de años, por el mero hecho de que allí surgiera el judaísmo.Tampoco lo es que la violencia sea la solución a esto. El conflicto no se puede resolver a no ser que ambas partes demuestren su arrepentimiento por lo ocurrido, que se sienten a hablar y piensen razonadamente. Antes las ranas criarán pelo.
El odio y la aversión que sienten los unos por los otros es
comprensible cuando familiares, hogares y ciudades han sido arrasadas por el país vecino. Un niño que pierde a su familia entera en la primera intifada de 1987 es normal que, cuando crezca, el sentimiento que prevalezca en él sea el de la venganza.
Aún encontrando una solución Netanyahu y Mazen, el odio seguirá intrínseco en los palestinos que perdieron a sus familiares y que sufren la ocupación israelí, en los israelíes víctimas de los atentados de Hamás. Lo único que Palestina, y mayoritariamente Israel debe hacer es recordar, mirar atrás y darse cuenta de los errores, para no volver a cometerlos. Pero como eso no resuelve nada, no salva a las víctimas del fósforo blanco ni destroza la franja de Gaza, entonces seamos escépticos: el agua y el aceite no se pueden mezclar.


viernes, 20 de agosto de 2010

Agua y aceite. Primera Parte.

El conflicto arabe-israelí sigue y, probablemente en el futuro, seguirá siendo uno de los conflictos mundiales más difíciles de resolver. Como si de una mezcla entre agua y aceite se tratara, los palestinos musulmanes y los judíos israelitas conviven en un mismo lugar, incompatibles, y mantienen una disputa por un territorio que ambos consideran propio, algo que ocurre desde antes de mitad del siglo XX .

A partir de 1517, los territorios de Palestina y el Este del Mediterráneo y Egipto pasaron a formar parte del imperio otomano, gobernado desde Constantinopla. Palestina estaba habitado mayoritariamente por árabes, con una pequeña y minoritaria poblacion judía (estos aún sentían especial apego por tales territorios, que consideraban sagrados y lugar de nacimiento de su religión).

Palestina vivía en la más absoluta normalidad bajo el poder del imperio otomano, si bien es verdad que surgieron diversos movimientos nacionalistas árabes que fomentaban la existencia de un pasado glorioso anterior a la conquista del imperio turco, algo que provocó diversos enfrentamientos con Constantinopla.

Durante gran parte del siglo XIX, la población judía en Palestina era minoritaria, y no representaba ni por asomo el peligro ni el poder que años adelante acapararía. La repudia y la aversión que había sufrido el pueblo judío durante siglos mejoró enormemente tras la oleada de tolerancia que surgió tras la revolucion francesa. Los judíos se establecieron en Europa y comenzaron a prosperar, hasta que un nuevo sentimiento nacionalista, con tendencia antisemita en muchas ocasiones, frustró de nuevo las esperanzas de los judíos de ser aceptados totalmente en Europa. Por ello a partir de 1880 surgió en diversos sectores de la población judía un anhelo por la tierra de sus antepasados, por su patria y origen de su religión. El movimiento Hibbat Zion (“El amor de Sión”), fomentó la llamada aliyá o inmigración judía hacia Palestina.

Theodor Herzl
Pero la población judía en Europa no desapareció, sino que se afianzó como uno de los sectores más prósperos y emprendedores del continente. Ciudades como Viena albergaron a gran cantidad de intelectuales de origen judío que destacaron en diferentes ámbitos de la sociedad, ayudando al avance y garantizando la prosperidad de las ciudades en las que vivían. No tardaron en influir enormemente no sólo en la población, sino en las altas esferas de la política. Cabe destacar el caso de Theodore Herzl, periodista que ejercía su profesión en Viena que, tras denunciar el antisemitismo del recien elegido alcalde de la ciudad y escribir una tesis sobre el verdadero estado de los judíos, llegó a la conclusión de que era necesaria la creación de un hogar para los judíos en Palestina. Esta idea coincidía con la del movimiento Hibbat Zion, y pronto Herzl organizó un congreso sionista a nivel mundial , demostrando así el enorme poder que los sectores intelectuales judíos estaban obteniendo en todo el mundo .

Durante la primera década del siglo XX en el marco internacional las alianzas entre varios países y el surgimiento de un nacionalismo cada vez mas radical no pronosticaron sino el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914. Gran Bretaña, perteneciente a la Triple Entente (Gran Bretaña, Francia y Rusia) aprovechó el nacionalismo árabe, que disentía del imperio turco, para así favorecer sus campañas en Oriente Medio. El apoyo de los árabes supuso una gran baza para derrotar a Turquía, pero estableció importantes compromisos para la independencia de la población árabe del imperio otomano. Los británicos prometieron a los árabes de la zona, a través de su agente Lawrence de Arabia, que obtendrían la independencia para crear un gran Estado árabe unido, que abarcaría todo Oriente Medio . Pero el único objetivo de Gran Bretaña era vencer a Turquía y ganar la guerra, y los compromisos con la población árabe no fueron sino el perfecto camino para conseguirlo.

En el verano de 1917, el gobierno británico vio en el movimiento sionista a otro posible aliado en la guerra […]al que solicitaron la tarea de apoyar el frente ruso, que corría el riesgo de perderse por completo tras la Revolución de febrero, y la de intentar galvanizar el esfuerzo bélico estadounidense.

Chaim Weizmann.
Con ello se demostró el interés de Gran Bretaña por vencer en la contienda a toda costa, utilizando para ello a judíos y árabes. Mientras estos últimos vieron frustrados sus deseos de independizarse del imperio turco, los sionistas demostraron ser verdaderamente influyentes en el gobierno británico. Prueba de ello fue la enorme influencia que el químico ruso Chaim Weizmann poseía en Gran Bretaña. Weizmann, profesor de la universidad de Manchester, mantuvo una relación en su etapa joven con diversos políticos liberales y conservadores. Uno de ellos, el antiguo primer ministro Anthony Balfour y Secretario de Relaciones Exteriores británico durante la Primera Guerra Mundial.

La guerra era el asunto principal de los británicos, y su victoria era imprescindible, por lo que el apoyo de Chaim Weizmann y del sionismo eran esenciales para que la guerra se decantara hacia la Triple Entente. La ayuda prestada por el sionismo en la Gran Guerra y la gran influencia de Weizmann sobre Balfour fueron los motivos por los cuales el 2 de Noviembre de 1917 se redactara la declaración Balfour. Dicha declaración, firmada por el propio Balfour y dirigida al barón Lionel Walter Rothschild , establecía en Palestina el hogar nacional judío:

Foreign Office,

2 de noviembre de 1917.

Estimado Lord Rothschild,:

Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él.
«El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país.»
Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista.

Sinceramente suyo,

Arthur James Balfour .