viernes, 20 de mayo de 2011

Honestidad ante la incertidumbre: #democraciarealya


Sin embargo, la objetividad en los medios de comunicación no existe. Se intenta en algunas ocasiones un acercamiento a ella, pero resulta imposible que se materialice al 100%. Tampoco existe en los propios periodistas, ni siquiera en los ciudadanos no periodistas. No existe porque cuando hablamos, comentamos e informamos, de una manera u otra realizamos juicios de valor. Es inevitable, y ocurre cuando seleccionamos una noticia u otra, fotografiamos una cosa u otra, omitimos o exageramos una información según sintonize con nuestra ideología o visión de la realidad. Lo que si que existe de verdad en el periodismo es la honestidad. No es tanto un comportamiento recatado y respetuoso cuanto una forma de ser fiel a la realidad, de informar sobre ella coherentemente teniendo en cuenta todas sus vertientes y diferentes perspectivas. Porque no existe una verdad, ni tampoco una única realidad. Todo tiene matices, nada es bueno ni nada es malo completamente; el maniqueísmo es una forma de ver el mundo que demuestra un profundo desconocimiento. Ni siquiera existe una realidad cierta en lo que respecta al hombre, al ser humano, que no es sino un ser en el que conviven muchos individuos. Pero eso ya es algo que gente como Herman Hesse estudió y dejó por escrito en obras maestras de la literatura.
El fenómeno de la #spanishrevolution ha puesto de manifiesto que no es necesario el periodismo al uso, el periodismo a las órdenes empresariales, para movilizar a la gente. Ha preponderado en este movimiento la honestidad periodística de internet y las redes sociales, principalmente de twitter, ese ágora virtual en el que toda opinión tiene cabida y toda desargumentación es permitida, difundiendo un proyecto ambicioso y cuanto menos idealista que es el de DemocraciaRealYa. Es cierto que detrás de las pantallas de ordenador y de las redes sociales es necesaria una población indignada y verdaderamente dispuesta a salir a la calle; hemos de partir de eso. Pero también es innegable el papel imprescindible que han jugado las redes sociales como difusores de realidad y espejos de ella, como medios honestos y transparentes. Se ha formado alrededor de redes como Twitter una comunidad virtual impresionante, una comunidad estética, tal y como comentaba el sociólogo Zygmunt Bauman – aunque refiriéndose a la televisión- en la que todo el mundo se ha unido bajo la indignación y ha perdido miedo al asociacionismo. Un miedo estúpido y contra natura, un miedo absurdo a opinar, discrepar y razonar – no en vano se habla de Twitter como la red de intelectuales, si bien es cierto que existe en muchas ocasiones una cierta banalización de la información-.
Ya en el siglo XVII, Luis XIV en Francia prohibió el café, ya que se trataba, según la creencia de la época, de una bebida revitalizadora que incitaba a pensar, auspiciando reuniones sobre política y  reuniones asamblearias. Han pasado siglos, pero actualmente sigue existiendo un gran miedo al asociacionismo, aunque en este caso esté interiorizado por el pueblo. Siempre era contrario al liberalismo, al individualismo y al egoísmo extremo de la sociedad. La ciudadanía, pasiva e inoperante, observaba con desdén las decisiones que realizaba la clase política – como si éstos últimos no fueran ciudadanos-, distanciándose cada vez más de ella. Así, el poder no necesitaba nada más que observar cómo la sumisión de sus votantes le beneficiaba; el asociacionismo se había convertido en el enemigo de la libertad. La crisis comunitaria en la que estamos inmersos de un tiempo a esta parte no es un problema único y exclusivo de los políticos, sino que está sustentado férreamente por una población aletargada e indiferente. Se han interiorizado  unos valores de tal manera que existe la creencia de que son los políticos los que actúan y el votante los elige para que lo hagan, olvidando la simple disección etimológica de la palabra democracia: demos (pueblo), cracia (poder).
Este es un gran problema. Y lo que necesita es una gran solución, algo que resulta verdaderamente complicado. La lucha para solventar este asunto requiere la unidad, pero es una lucha frente un enemigo invisible. Antes el pueblo se enfrentaba ante un enemigo común, un déspota – no tan antes, Egipto y Túnez han derrotado a sus “rais” recientemente- o un régimen autoritario. O simplemente se enfrentaba ante un enemigo concreto que tenía unas características concretas. Ahora el enemigo es mucho más difuso. Es invisible, su acción es invisible y su repercusión está aprehendida por la sociedad. Sólo hace falta observar enemigos tales como los mercados, el capitalismo financiero o la especulación, enemigos que pertenecen a nuestro día a día, enemigos en los que “vivimos”.
Así las cosas, el movimiento revolucionario pacifista DemocraciaRealYa – creo que es mucho más acertado llamarlo “los indignados de Sol”, ya que es precisamente la población española indignada la que ha provocado esta catálisis y no únicamente una organización- ha conseguido perder el miedo al asociacionismo y unirse en contra de dichos “Leviatanes” invisibles,  abrazar la verdadera solidaridad, y no la que se anuncia en Coca-Cola, y demostrar que el altruismo no es un mito, sino una realidad en las acampadas de los indignados. Miles de personas colaborando por un bien común, luchando contra una injusticia también común y unidos en un grupo tan heterogéneo como coherente y honesto con sus propuestas. Y aquí es donde quería llegar. El periodismo honesto, que no objetivo, es el periodismo que sale de personas honestas, que creen estar haciendo una función social. Cuando decenas de personas se organizan en un comité de comunicación para difundir todo lo que ocurre en las diferentes acampadas en toda España, están haciendo periodismo honesto. Cuando los miles de simpatizantes de este movimiento escriben sobre él, séase en blogs, twitter, facebook, Tuenti o incluso en las pancartas que llevan a las concentraciones, lo que están haciendo es periodismo honesto. Porque creen en lo que hacen, están ilusionados y creen estar realizando una labor social sin precedentes. Buscan difundir la verdad, sin maquillajes, respetando todas las diferentes realidades, sin recibir nada a cambio. ¿Nada? En absoluto. Reciben a cambio una antorcha que está, al fin, iluminando un futuro que no se veía sólo negro, sino totalmente opaco.

martes, 17 de mayo de 2011

Nobody expects the #spanishrevolution.

Impresionante concentración de población español indignada - porque no se puede calificar de otra forma, aunque muchos busquen en los términos antisistema y perroflauta una forma inútil de criticar- el 17 de Mayo, dos días después de la manifestación DemocraciaRealYa. 
Las fotos demuestran que es un grupo heterogéneo el que protesta, tan heterogéneo como la propia población española. Todos protestábamos pacíficamente, cívicamente. Eramos el reflejo de nuestro país: jóvenes, ancianos, inmigrantes, parados, trabajadores, autónomos, estudiantes. 
No somos mercancías, tampoco somos la turba inamovible y sumisa que acepta los dictados del poder. No podemos aceptar la corrupción que provocan una minoría en detrimento de una mayoría que hasta entonces era pasiva, pero que despierta de su aletargamiento y está indignada, por un motivo o por otro, pero realmente indignada.
No somos perroflautas, no somos antisistema, no somos vándalos y el ser objetores de conciencia no nos convierte en delincuentes. Somos ciudadanos, personas, españoles que lo que buscamos es un cambio que devuelva el poder a la gente, que convierta la palabra democracia en lo que realmente es, el gobierno del pueblo.
Este post está dedicado a todos ellos; lo único que queremos es que se nos escuche, porque, como gritábamos en las consignas, "sin nosotros, no sois nada (los políticos)". 

















                                                                       @ricardodudda
                                                                    Fotos: Ricardo Dudda

lunes, 16 de mayo de 2011

All Hail Obabo.

Desde hace dos semanas escribo en http://diatriba.es/, una revista de actualidad crítica online recien estrenada. Sin embargo, seguiré escribiendo aquí sobre los temas que, o bien no tengan cabida en la otra web, o bien no entren dentro de lo que suelo escribir allí. Intentaré escribir tanto aquí como en diatriba.

Un saludo!


@ricardodudda

jueves, 28 de abril de 2011

Cuando la solución empeora el problema: los menores y Guantánamo.

Las revueltas árabes y la búsqueda de democracia en Oriente Medio llevan de un tiempo a esta parte copando las portadas de unos periódicos en los que durante meses fue protagonista el fenómeno Wikileaks. Sin embargo, las recientes filtraciones sobre Guantánamo reabren una herida que, si bien parecía cerrada, sigue doliendo mucho a Estados Unidos, principalmente tras la decisión de Obama de cerrar dicha cárcel, promesa que aún no ha cumplido.
Dichos papeles ponen de manifiesto las irregularidades y las malas prácticas de una institución penitenciaria que se encuentra en un limbo legal y judicial del que debería desvincularse. Así, la filtración de documentos que afirman detener a algunos presos, entre los cuales se encuentran menores de edad, sin saber a ciencia cierta de qué se los acusa, demuestra no sólo incompetencia sino también una gran falta de ética. El problema de Guantánamo no deber ser únicamente estudiado desde su problema jurídico y el funcionamiento de su sistema penal, sino desde una perspectiva sociológica. Un niño de 15 años, como es el caso del menor de los detenidos, es incapaz de realizar un acto terrorista con la misma frialdad que un adulto, y la solución no es en absoluto encerrarlo. Al hacerlo, lo recluimos y encerramos en un instituto del crimen, como decía el sociólogo Foucault, en el que no sólo no reformará su actitud, sino que se educará en un entorno violento y se radicalizará de tal forma su comportamiento que a posteriori será casi imposible de corregir.
Ni siquiera los argumentos que esgrime el gobierno estadounidense, alegando que Guantánamo cumple la función de sacar información, de maneras poco ortodoxas en muchas ocasiones, sirven para justificar el encarcelamiento de 14 menores en la cárcel más peligrosa del planeta.
Así como el hombre no es violento por naturaleza, sino que es el medio el que condiciona su forma de ser, un niño de 15 años en pleno proceso de maduración no puede vivir en una cárcel rodeado de terroristas y asesinos, algo que resulta contraproducente si lo que verdaderamente se desea es corregir una actitud errónea.




@ricardodudda

domingo, 24 de abril de 2011

Garcells.


El amor por la música, por el cuarto arte, es imprescindible en un buen grupo. Sin él, las sensaciones se desvanecen y lo único que queda es un producto frío, impersonal e incapaz de transmitir un mensaje artístico. Sin embargo Garcells, aun siendo un grupo joven, son capaces de crear música que transmita, que realmente produzca en el oyente sentimientos diversos, principalmente porque realmente aman lo que hacen.
La música que componen bebe de innumerables influencias, desde la delicadeza de Sigur Ros, Explosions in the sky o Mogwai hasta el rock alternativo de Kings of Leon pasando por un indie minimalista e íntimo muy personal y lleno de matices.
Dichas influencias no son nada desdeñabes en la creación de su propio estilo; las utilizan, las moldean y las perfilan a su gusto, creando un sonido ecléctico y diferente, no una mera copia.
Así, el proyecto de Garcells, surgido a principios de 2008 en Murcia con la unión musical de dos hermanos y tres amigos, sigue avanzando. Sus directos complementan la calidad que atesoran en estudio, y su capacidad en tablas les ha permitido tocar en diversas salas de la región, gracias a su insistencia en seguir innovando.Gracias a ello, han conseguido participar con éxito en diversos concursos, tales como Talento en Vivo, de 40 Principales, TalentoSOS, o el prestigioso Creajoven, desmarcándose del grueso de grupos murcianos.
Hablar de Garcells es hablar de talento y de juventud, dos términos que no tienen que ser contrarios cuando lo que predomina es un profundo amor por lo que hacen, por la música que realizan, que olvida su sentido comercial y se convierte en lo que verdaderamente es, un arte. 


Escucha su música.

Sufrimiento y diversión.

Muchos lo llama arte, otros cultura, algunos lo llaman Fiesta, otros afirman que es una tradición con un pasado histórico innegable, y que como tal no debería desaparecer, incluso se ha llegado a denominar como un deporte o una ciencia. Sin embargo, bajo mi punto de vista, la tauromaquia es, y cito a Antonio Gala, una injusticia inexplicable, un atrocinio cruel e innecesario. Su carácter tradicional y su larga historia no justifican su brutalidad; tampoco son argumentos que me eximan de denunciar una práctica que hace apología de una violencia gratuita e inútil desde hace siglos.
No pretendo entrar en cuestiones preferenciales, cada cual es libre de apreciar lo que guste. Puedo aceptar que sus seguidores disfruten con el sufrimiento de un animal, siempre y cuando ellos no estén involucrados en él. Peores filias existen.
Pero lo que no puedo aceptar, y creo nadie debería,  es que un acto como éste sea  protegido y respaldado por las autoridades de un país. La decisión que ha tomado Francia a favor de inscribir esta actividad en su patrimonio inmaterial, independientemente de si esta es o no una maniobra para satisfacer a su electorado, cada vez más influenciado por el Frente Nacional, es una acción que me merece la repulsa más enérgica. Pensar que el siguiente paso es la conversión en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO me resulta tan atroz como impensable. Una organización como tal promueve la paz mediante la cultura, la ciencia y la educación, y convierte en patrimonio aquello que pone de manifiesto la riqueza natural y cultural de toda la humanidad, aquello que supone un hito para el planeta y representa una toma de conciencia con él. Teniendo en cuenta estas premisas, no podría aceptar la inscripción de la tauromaquía dentro de la lista del Patrimonio Mundial.
No supone un avance de libertades, como sostienen algunos. La libertad debe tener unos límites racionales, debe estar condicionada por unos valores éticos que sean superiores a costumbres y tradiciones. Así, la tauromaquia debe ser observada desde una perspectiva pragmática y realista, con cabeza. Es una práctica en la que se mata a un animal para que una audiencia disfrute con ello. No hay trampa ni cartón, es exactamente eso, y ocurre en el siglo XXI.  Es violencia contra los animales, está institucionalizada, y es algo apolítico e independiente de ideologías. Es una cuestión no ya moral, sino ética. Sin embargo, la tradición parece justificarlo, y la indiferencia e inacción de la población española alimentan un problema que no va a cambiar si miramos hacia otro lado y esgrimimos argumentos del estilo de “el que quiera ver los toros que los vea, el que no que se vaya”. Porque quien afirma esto no se da cuenta que estar en desacuerdo con la tauromaquia es igual que estarlo con los totalitarismos o la corrupción política: debería  ser no únicamente un derecho, sino un deber.



@ricardodudda




viernes, 22 de abril de 2011

La venganza en un mundo mejor.

Lo admito, soy un enemigo acérrimo de las traducciones de películas al español. Muchas veces son inexactas, aunque reconozco que es difícil realizarlas coherentemente, principalmente cuando su traducción literal supondría un título absurdo en español. Aun así, me encantaría que conservaran su título original, tal y como ocurre en países escandinavos, donde, también es cierto, el inglés es un idioma mucho más generalizado.
Sin embargo, Haevner (venganza en español) la última película de Susanne Bier, alumna de Dogma 95 cada vez más alejada de dicho movimiento cinematográfico, posee una traducción al español , En un mundo mejor, que, si bien no es literal, representa perfectamente el mensaje que quiere transmitir. Es más, dicha traducción complementa al título en danés, y conjugando el original con ella conseguimos sintetizar a la perfección lo que el film busca representar.

Haevner es una película de venganza, pero no una venganza personal, en la que el personaje, en este caso personajes, vuelca toda su violencia contra el causante de su sufrimiento, sino una especie de protesta irracional y violenta fruto de una inestabilidad emocional.
Los dos protagonistas, dos adolescentes daneses, son víctimas de una educación inadecuada, bien por el fallecimiento de uno de sus padres, bien por la separación de ellos; viven en familias desestructuradas que son incapaces de proporcionar una educación que solvente sus problemas. Así, la desaparición de la figura materna de uno de ellos, y la de la figura paterna del otro, provocan en los dos protagonistas el deseo de venganza ante las injusticias que observan, utilizando la violencia para canalizar una ira que sus primogénitos y su educación se ven incapaces de erradicar. Escapan por los huecos que su educación no ha podido tapar y poco a poco van radicalizando su actitud, hasta llegar a un momento en el que ambos descubren que han llegado demasiado lejos. Éste clímax se alcanza casi al final del largometraje, sin embargo es algo que se espera durante toda la película. Bier utiliza varios recursos simbólicos que alimentan el suspense  y auguran un final trágico, como si de una obra romántica se tratara. El viento, uno de estos recursos, es un elemento constante en la película, un elemento que recuerda al viento de la desgracia de García Márquez, que se filtra por todos lados y vaticina un final patético. Y, en efecto, tras las escenas más dramáticas, el viento, antes violento, deja de tener actor de presencia, mostrando la calma que hay tras la tempestad.

Pero también En un mundo mejor es una película de contrastes, en la que el espectador se plantea si de verdad Occidente es tan diferente del Tercer Mundo, si la violencia existe en el avanzado Occidente, en el supuesto “Estado del Bienestar, y no únicamente en los países subdesarrollados. El padre de uno de los protagonistas, un médico voluntario en un país del África subsahariana en medio de una guerra civil, vive envuelto en una constanre violencia. Violencia física, constante y aparentemente inevitable. Sin embargo, cuando vuelve al mundo civilizado, a la Dinamarca occidental donde vive, descubre que la violencia es común, quizá de otra manera, mucho más sutil, más psicológica e implícita, pero presente. Descubre entonces que su hijo ha sido arrastrado hacia ella, lo ha envuelto en una vorágine agresiva y vengativa, causada principalmente por su ausencia.

Bier ha conseguido con esta película aunar la crítica social y el cine más vanguardista con un toque comercial que la acerque a un público no tan “dogmático”. Ya no marea con la cámara, ha firmado su obra (el movimiento Dogma 95 no cree en la autoría, o por lo menos no lo hacía) y ha conseguido una obra profunda, dramática y bastante realista con la que ha conseguido el Oscar a mejor película extranjera, un premio que creo merecía.
Recomendable. 

domingo, 17 de abril de 2011

The New Raemon - "Libre Asociación"

Siempre me ha resultado curioso el término “natural” para hablar de la evolución del estilo de un grupo musical. Es éste un término muy ambiguo, que no es capaz de explicar el verdadero motivo de la transformación de una banda. Esta evolución no sigue uno parámetros prefijados, no es  “natural”, sino que se ve enormemente influenciada por los cambios que sufren los miembros del grupo. Cuanto más deprimidos o contentos se encuentren a la hora de componer,  más deprimida o contenta será su música. Así, una vez superado el difícil obstáculo de ser capaz de traducir al lenguaje musical la compleja variedad de emociones del compositor, su música evoluciona en paralelo a su persona, convirtiéndose entonces en algo íntimo, en una puerta abierta a sus sentimientos más profundos.
Ramón Rodríguez, alma máter y único miembro de The New Raemon, una one man band que tras “plantar” mucho esfuerzo ahora cosecha grandes éxitos, ha sido capaz de llegar a eso y mucho más con su último trabajo, titulado Libre Asociación. Se nota mejor que nunca que él mismo es el grupo, sin injerencia externa que altere la carta de presentación personal que supone su nueva obra. The New Raemon ha cambiado, ha evolucionado y dejado de lado sus relaciones personales para dar paso a las relaciones consigo mismo; abriendo su corazón para hablar de él, no de los demás.

Sin embargo, hablar de intimismo y obras personales supone hablar de todas las obras  de The New Raemon. Así, es el barniz de oscuridad y melancolía que ha aplicado al nuevo disco el elemento diferencial con respecto a sus trabajos anteriores, no sólo lírica sino musicalmente, creando unas letras más que profundas, abismales, que encajan a la perfección con la riqueza y la variedad instrumental. Una instrumentación que ha sufrido también varios cambios, evolucionando desde un “pseudo” folk-acústico a lo Iron & Wine a un indie eléctrico oscuro y lleno de matices, con un sonido muy limpio que no cierra las puertas a una gran variedad de nuevas y diferentes sonoridades (temas como Consciente Hiperconsciente o Aspirantes sintetizan esa perfecta unión entre lírica y instrumentación, con una carga opresiva, lenta y oscura).
Siempre llega un momento en la carrera de un artista en el que éste llega a estar en perfecta consonancia con su obra, y ese momento le ha llegado a The New Raemon. Tras varios intentos que no por serlo dejan de tener un enorme valor artístico, cada nuevo disco de Ramón Rodríguez suponía un granito de arena que poco a poco  iba conformando lo que muchos denominan una obra cumbre, que es, bajo mi punto de vista, Libre Asociación. Es un álbum que sintoniza fielmente con su propio autor y en el que es realmente complicado discernir entre la obra y su artista, entre The New Raemon y Ramón Rodríguez, entre Ramón Rodríguez y The New Raemon.




@ricardodudda

miércoles, 13 de abril de 2011

#eleccionesucm

Hoy mismo, en una conversación sobre las elecciones a rector de la UCM, una compañera de mi residencia que estudia en el campus de San Lorenzo de El Escorial me ha comentado que ha votado al candidato conservador Iturmendi. Al preguntarle por qué lo ha hecho, simplemente me ha dicho que porque su profesor de no se qué asignatura se lo ha dicho. Tras charlar un rato con ella le pregunté que si conocía su programa o el de los demás candidatos, y me respondió que no le “salía del coño” mirarlo y que le daba igual quien ganara.
Con este antecedente y el consiguiente shock que me produjo, me dispuse a votar para elegir el rector de mi universidad. Sin embargo y para colmo de males, cuando estaba a punto de hacerlo, en la misma cola para entregar la papeleta escuché una conversación entre dos amigos que discutían entre votar o salir de la facultad  hacia el centro, donde habían quedado. Su decisión fue evidente, decidieron dar más importancia a una quedada que a la votación de un rector, alegando incluso que ésta estaba amañada, que se sabía quién iba a ganar y que habría un pucherazo.
La votación a la que no acudieron estos dos estudiantes no era en absoluto un tema baladí. Se jugaban decidir el futuro de la universidad tras una gestión irregular por parte del rector anterior, decidir a uno de los dos candidatos que, tras una primera vuelta muy reñida, sería el nuevo rector de la UCM. Esta segunda vuelta de las elecciones se caracterizaba más que nunca por la dualidad ideológica, una pugna entre dos candidatos de diferente ideología, uno progresista, como es Carrillo, y otro conservador, tal y como se autodenomina Iturmendi. Esta disputa entre ideologías y el pasado de cada uno de ellos suscitó una gran polémica (el candidato Iturmendi ha sido calificado por varios medios como un personaje requeté, franquista, extremadamente autoritario y nepotista, mientras que Carrillo por ser hijo del antiguo dirigente del PCE ha sido motivo de rechazo), algo que ha incidido en la dualidad ideológica de los españoles, reabriendo el tan manido debate de las dos Españas. Unos recordaban la matanza de Paracuellos, otros el franquismo y el conservadurismo más excluyente. Sin embargo, no es ésta la polémica que más me preocupa, si bien es cierto que no es para nada desdeñable, sino que es el absentismo y el pasotismo del alumnado el problema más grave que he podido observar durante las elecciones, tal y como plasmo en las anteriores anécdotas. Un desinterés no sólo por la política, sino por todo lo relacionado con la universidad, con el futuro de ésta y con el propio futuro de los alumnos, lo que convierte a este problema en un mal casi endémico. El 14 % de participación del alumnado en la primera vuelta fue la muestra inequívoca de este desinterés, si bien es cierto que la segunda vuelta supone un aumento considerable de este porcentaje, llegando al 21%. Sin embargo, no quiero generalizar ni dar por sentado que todo el alumnado de la universidad es así. Pero lo que es innegable es que el grueso de los alumnos, principalmente los que conozco de primero, no desean involucrarse con la universidad, ni siquiera para votar por su futuro.
Así, es curioso observar que programas como el de Carrillo abogan por una mayor participación del alumnado en la vida universitaria, algo que difiere sustancialmente de la realidad. El alumno no busca más que conseguir una nota y largarse de la facultad; para él las clases son un estorbo que hay que soportar para conseguir aprobar.Los alumnos somos egoístas, no pensamos más que en lo que a nosotros nos atañe, sin percatarnos de que si votamos nuestra decisión puede cambiar las cosas.
Sin embargo, y apoyado en la dulce almohada del escepticismo y el pesimismo (o realismo), pienso que un voto puede cambiar las cosas, pero no puede cambiar esta de indiferencia de un alumnado universitario cada vez más alejado de la realidad que le rodea. 

martes, 5 de abril de 2011

viernes, 1 de abril de 2011

Periodismo "Salmón".

Al igual que aquel corredor de bolsa que en el 11-S pensó en el varapalo que sufrirían sus acciones en Wall Street, el periodismo económico y especializado en temas financieros y bursátiles siempre ha observado la actualidad desde una perspectiva diferente, estrictamente económica. Las páginas de los periódicos “salmón” siempre se han empapado de información de sucesos tales como catástrofes naturales o guerras desde la repercusión que estos tienen en la economía y en la Bolsa, algo, sin embargo, nada sorprendente dado su carácter exclusivamente financiero. Por ello, actualmente, en periódicos como Expansión o El Economista no se habla de una revolución árabe, sino de una pérdida de confianza de los inversores en empresas petrolíferas; no hay una guerra en Libia, hay un alza de los precios del petróleo; no hay una crisis nuclear en Japón, ni el partido verde ha vencido en Baden-Wurttenberg (Alemania), sino una fuerte caída de las acciones de sociedades de energía nuclear. 

Todo esto no significa en absoluto que el periodismo económico no esté al tanto de las consecuencias políticas y sociales de lo que ocurre en el mundo ni se solidarice con sucesos como los de Japón,entre otros. Simplemente nada a contracorriente, como los salmones, y analiza la actualidad desde una perspectiva que no acapara los grandes titulares, pero si resulta necesaria.  
Sucesos de gran magnitud como la crisis nuclear de Fukushima tienen repercusiones que van más allá de la reapertura del debate de energía nuclear si o no o de la extrema dependencia energética de Occidente, algo de lo que se hacen eco los periódicos económicos. Así, empresas de energías renovables como Solaria o Abengoa han visto crecer sus acciones como la espuma desde el arranque de la crisis nipona, consiguiendo la primera de estas acumular un alza de casi un 50% desde entonces, algo poco común en las empresas de energías renovables, que llevaban años sufriendo y siendo duramente castigadas en el parqué. 

Por otra parte,si bien es cierto que la llamada crisis de Marzo comenzó como algo coyuntural, los cambios que ha habido y habrá en política energética, tales como cambios de gobierno a favor de políticas verdes, movimientos antinucleares o preponderancia de energías renovables, no son baladí y dudo que queden como algo puntual. Sin embargo y por desgracia, todo depende de si la política olvida de una vez el "cortoplacismo" que le caracteriza y actúa pensando en lo que de veras es necesario dentro de unos años. Y esa concienciación si que parece será a largo plazo. 




martes, 29 de marzo de 2011

"Wake the fuck up"

Cuando el ciudadano tunecino Mohamed Buazizi se inmoló a lo bonzo el 17 de diciembre de 2010, en protesta por la prohibición del gobierno de Túnez de que mantuviera su puesto de frutas y por la situación de paro, malestar social y escasa transparencia de su país, la revolución del mundo árabe que de este suceso se derivó y sus consecuencias resultaban entonces imposible de predecir. Lo que comenzó como un suceso aislado en una dictadura con un férreo control social se extendió por todo el Norte de África y se transmutó en una revolución por la libertad y la democracia, llegando incluso a provocar una guerra en Libia, sucesos que repercutieron no únicamente en la política y la sociedad, sino también en la economía mundial. Las grandes potencias petrolíferas y de gas natural, principalmente dominadas por una minoría en detrimento de una mayoría, comenzaron a perder el apoyo del pueblo y la legitimidad que anteriormente gozaban. Así, las grandes potencias occidentales, energéticamente dependientes de estos países (la UE importó en 2010 petróleo por valor de 210.000 millones de euros), observaron que la espada de Damocles que se cernía sobre ellos estaba manchada no sólo de sangre, sino también de petróleo, y que dependiendo de la actitud que mostraran frente a las revoluciones se mantendría o no su suministro.
Sin embargo, la crisis energética derivada de estos sucesos, que en un principio parecíó coyuntural, se acentuó con la tragedia de Japón. Tras las brutales réplicas del terremoto, se unió a la catástrofe el miedo a un “apocalipsis nuclear”,Günther Oettinger dixit,  un hecho del que se hicieron eco los medios de comunicación y que tuvo como protagonista la central nuclear de Fukushima, al este de Japón.  El peligro de una fuga radiactiva similar a la ocurrida en  Chérnobil en 1986 reabrió el debate de la idoneidad de la energía nuclear, en cierto modo nunca olvidado pero si apartado, y se unió al de la extrema dependencia energética de Occidente. Mientras en España se decidía, como medida de “ahorro”, revisar la seguridad de Garoña y demás centrales nucleares y reducir la velocidad de las autopistas a 110 km/h, el gobierno de Merkel buscaba medidas para acabar con la energía nuclear, en buena parte condicionadas por la cercanía de unas elecciones regionales y con un carácter muy oportunista. Sin embargo estas medidas, aun buscando el aprovechamiento de la situación para obtener rédito político, resucitaron el debate que durante años existía en la sociedad alemana entre la continuidad o no de la energía nuclear, un debate que finalmente se decantó por la política verde, encabezada por el partido Die Grunen (Los Verdes).  Dicho partido, con una importancia cada vez superior en Alemania, consiguió arrebatarle al CDC, el partido democristiano de Merkel, el liderazgo de uno de los más importantes “lander” de Alemania: Baden-Wurttemberg. Independientemente de si fue o no dicho cambio político un voto de castigo al gobierno del CDC, que realizó un giro de 180º en su política nuclear primero defendiéndola férreamente y luego buscando una manera para acabar con ella, y de si influyó lo ocurrido en Japón, es evidente que el cambio se debe en gran parte gracias a una concienciación del pueblo alemán con respecto a la energía y el medioambiente. Alemania ha abierto los ojos y ha descubiero que la energía nuclear resulta insostenible medioambientalmente, en la medida que esta produce unos residuos que sobrevivirán miles de años y supondrán una pesada carga para generaciones venideras.
La Unión Europea, conocedora de la dependencia energética de Occidente y el carácter finito de las energías no renovables, pronto se unió a esta vorágine verde surgida tras esta crisis energética. El pasado 28 de Marzo el comisario de Transportes de la Comisión Europea se propuso un reto que, si bien a muy largo plazo, es una excelente noticia, y es el de “acabar con la dependencia del petróleo en el transporte sin sacrificar su eficiencia ni cuestionar la movilidad”. Esta medida, muy criticada por la patronal del automóvil, propone reducir en un 60% las emisiones de CO2, en vista de la inutilidad de conferencias como la de Copenhague o la última de Cancún (albergo esperanzas de que en Suráfrica 2011 se consiga algún acuerdo real). Así, se marcaron cuatro objetivos a cumplir en 2050, basados principalmente en la total eliminación de los coches con gasolina y gasóleo en las ciudades, y hacer que la mitad de los pasajeros y mercancías que usan la carretera empleen el ferrocarril y las vías navegables.
A la vista de todo lo que está ocurriendo,  es inevitable hacerse varias preguntas. ¿Estamos a las puertas de una revolución verde, de una concienciación social hacia el medioambiente? ¿Se producirá, tal y como augura Le Monde Diplomatique, una burbuja verde como la burbuja de internet? ¿Va a darse cuenta el mundo de que ya no es viable la sustentación económica mediante recursos finitos? Y ya más localmente, ¿está la sociedad española preparada para que la política verde de, por ejemplo el partido Equo, adquiera un papel relevante en la sociedad?
Son preguntas temerarias que mi prudencia y mi nula capacidad premonitoria me impiden responder. Sin embargo son preguntas que creo, si de veras se produce un cambio, pronto serán respondidas.




domingo, 6 de marzo de 2011

La "idiotasingracia" española


Este vídeo representa exactamente el país en el que vivimos, los rasgos que nos caracterizan: la idiosincrasia española... O debería decir "idiotasingracia" española?

Ricardo Dudda

sábado, 5 de marzo de 2011

Todo y/o nada


Se dice (y lo leo en La Vanguardia) que en el año 2000, cuando el actual Papa Benedicto XVI, siendo entonces cardenal, visitó el Museo del Prado, sorprendió a todos los asistentes por sus conocimientos pictóricos. Éste, conocedor de la obra de Francisco de Goya, declinó amablemente la oferta de contemplar las obras de Zurbarán y Murillo, grandes de la pintura religiosa española, para poder visitar las pinturas negras del pintor zaragozano. Fue entonces cuando el entonces cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe se fijó especialmente en una de las pinturas más enigmáticas y bajo mi punto de vista más bellas de toda la producción pictórica de Goya . Dicho cuadro, titulado Perro semihundido o simplemente El Perro, captó la atención de Ratzinger durante varios minutos, ante la sorpresa de sus acompañantes, que esperaban de él una enorme devoción por las pinturas religiosas.

Perteneciente a la etapa de la Quinta del Sordo, en la que el pintor olvidó el academicismo y se centró en pintar obras costumbristas (Procesión de San Isidro), abstractas y surrealistas desde una perspectiva lúgubre y oscura, este cuadro es el más indescifrable de la colección de pinturas negras de Goya. Es una obra que permite al espectador dar rienda suelta a su imaginación, a su capacidad interpretativa. Es por ello que los significados connotativos, es decir, la interpretación subjetiva que le damos, difiere enormemente según quien observe el cuadro. Y eso es principalmente lo que me atrae de él. Tiene un trazo grueso y caótico, anteponiéndose a las vanguardias de principios del siglo XX, pero eso es algo que cualquiera puede observar denotativamente, viendo el cuadro tal y como es. Es en la visión connotativa, subjetiva, donde radica la grandeza del cuadro.

En mi opinión, y tal y como decía Ernst Fischer ( “En una sociedad decadente, el arte, si es verdadero, debe reflejar tal decadencia”), el perro semihundido es la sociedad de la época. Es la sumisión ante una autoridad, representada por una sombra difuminada, que no comprendemos. Es la pérdida de la esperanza, que se va hundiendo, tal y como se hunde el perro. Somos ese perro, con esa mirada, sin creer en nada, como nihilistas, simplemente sometiéndonos a los que se nos impone. Nos da miedo lo que se cierne sobre nosotros, somos incapaces de movernos, de escapar, nos sentimos impotentes. Es un cuadro religioso, pero a la vez ateo, pagano. Es mucho y no es nada. Es feo y bello a la vez.Es un poema visual, tal y como dijo Rafael Canogar, una perfecta muestra de la decadencia de la sociedad en la que vivió Goya, y una puerta abierta a las inquietudes y miedos del autor que, enfermo y sordo, le quedaba únicamente exhalar su último aliento.

Versión original fotografiada por
J.Laurent.
Todas estas impresiones, extraídas de muchos momentos de observación del cuadro, pueden desmoronarse al descubrir que en realidad es ésta quizá una obra inacabada. El fotógrafo J. Laurent fotografíó la obra tal y como fue pintada originalmente en la Quinta del Sordo, una vez fallecido Goya, y en ella se puede observar una gran roca y la mirada del perro hacia unos pájaros en el cielo, al igual que el mismo aspecto inacabado de la pintura que se conserva actualmente.

Sea o no incabada, las sensaciones que transmite son inmensas, y tal y como dijo el genial pintor surrealista Antonio Saura es “el cuadro más bello del mundo”.
Y yo no soy quién para refutar tal argumento.


Ricardo Dudda





"Es evidente que están drogados. No hay persona racional que cuestionaría mi mandato" (Muamar el Gadafi)


Grande, como siempre, Vergara. http://blogs.publico.es/vergara/

jueves, 3 de marzo de 2011

Mogwai - How To Be a Werewolf



Pocas palabras pueden realzar la calidad de este grupo, por lo que me quedaré calladito.
Disfrutad.


P.D: Nuevo disco. Hardcore Will Never Die, But You Will. Otro de sus tantos títulos ingeniosos. Ya está a la venta (o en Taringa)

miércoles, 2 de marzo de 2011

Nudozurdo


Como buen amante del metal, los sonidos más extremos siempre han causado en mí gran impresión. Los blast-beats, breakdowns y todo tipo de terrorismo sonoro aumentaban mi adrenalina y me convertían en un pequeño “hooligan” que veía limitada su furia por las mamparas de la ducha en la que movía su corto (y anteriormente largo) pelo. Pero pronto empecé a ampliar mis miras y acabé encontrando en el post rock y la música vanguardista nuevas experiencias sensoriales que convertían mi vello en escarpias, casi más que con los riffs más potentes del death metal.

Fue entonces cuando descubrí Nudozurdo. No inventaron la rueda, en absoluto, ya que su estilo se podría calificar como un rock-psicodélico-indie que bastantes grupos atesoran, The New Raemon, por ejemplo , pero poseen algo que les diferencia del grueso de los grupos españoles actuales. La pasión que sus simples acordes emanan es impresionante, y en pocas ocasiones he visto una compenetración tan perfecta entre música y letra.
Su batería no puede ser más indie, y su cantante le hace el amor al micro con desdén, con un pasotismo causado o bien por drogas fuertes o bien por el rol de bohemio que quiere interpretar. Pero sin duda la característica que más me llamó la atención de Nudozurdo fue su oscuridad. Junto con su voz suave y oscura, y unas letras entre existencialistas (Dentro de él) y surrealistas (El hijo de Dios), la música de Nudozurdo es ora lenta ora rápida, pero siempre envuelta en una bruma y una tenebrosidad que me apasiona y satura mi sangre de adrenalina.
Su nuevo disco, titulado Tara Hembra Motor, no es una excepción en absoluto. Es una obra mucho más minimalista e intimista, mucho más ecléctica pero manteniendo la misma esencia oscura que caracteriza a sus dos obras anteriores. En este disco se han atrevido con algún que otro sonido de sintetizadores e incluso con algunos rasgeos de violonchelo y violín, que no hacen sino añadir más dramatismo a unos temas que ya de por sí están cargados de emoción a raudales.
Ah, y el motivo de que se llame Nudozurdo lo desconozco, supongo que tiene el mismo sentido que algunas de sus letras:

Cogiendo mucha carrerilla,
el viaducto logró sobrevolar,
las perversas mamparas de metacrilato
con las que el perverso manzano te impedía saltar.

P.D: Indagándo sobre información del grupo descubro que el lehendakari Patxi López es fan de ellos, tal y como veo en su página web: http://www.patxilopez.com/2009/09/noduzurdo/

jueves, 24 de febrero de 2011

Del poder al ostracismo.

Para que una un gobierno dictatorial o autoritario triunfe, necesita el apoyo de su pueblo. Aunque los ciudadanos no elijan a su líder y el poder del pais no emane de ellos, tal y como dicen las constituciones democráticas, los regímenes dictatoriales necesitan del apoyo popular para legitimar y mantener su autoridad.
Por ello es realmente imprescindible un proceso de socialización que establezca fuertes vínculos entre la sociedad civil y el líder o dictador, un proceso que convenza al pueblo de la idoneidad del gobierno. Así, con una mayoría del pueblo satisfecha y afín al líder, las acciones que éste realice pocas veces encontrarán oposición. Este proceso socializador, un mecanismo muy utilizado por los regímenes totalitarios tales como el nazismo o el estalinismo e incluso mucho más eficaz que la represión o las acciones coercitivas, lo que busca es la gratificación social, una gratificación que garantice a la sociedad un beneficio tangible. Con ello el régimen no consigue únicamente que su pueblo no se oponga al gobierno, sino que además legitima todas sus acciones, que buscan supuestamente el bienestar social y el alto nivel de vida.
Pero cuando el pueblo y la sociedad civil se unen en contra de un líder y de un régimen, tal y como ha ocurrido en las revueltas árabes de Túnez, Egipto o Libia, las acciones socializadoras pierden su peso y son completamente sustituidas por el único mecanismo que queda, la represión. Y, como he dicho antes, un régimen totalitario es incapaz de mantenerse y sustentarse únicamente con represión, y sin un mínimo de apoyo de su pueblo, algo que debería aprender Gadafi en estos momentos y que ya aprendieron los ex presidentes de Túnez y Egipto, Ben Ali y Mubarak. Su pueblo, el de Gadafi, se opone a él, a su dictadura, su represión, su autoritarismo, a la escasez de derechos y libertades, y éste se niega a escucharlo. Así el vínculo que existía entre el régimen y la sociedad civil desaparece, y únicamente es capaz de sofocar las revueltas y manifestaciones a sangre y fuego.
Ayudado por mercenarios extranjeros y sin el apoyo de su pueblo, Libia, Gadafi lo que consigue mediante la violencia es avivar la llama del fervor y la resistencia de los rebeldes, de los que se oponen a él, y las bombas que éste dictador arroja a sus ciudadanos no hacen sino abrir más la tierra, cavar un agujero cada vez más hondo que se convertirá inevitablemente en su tumba.



sábado, 5 de febrero de 2011

127 hours

Conmiseración. Se podría decir que esa es la sensación a la que se llega cuando se termina de ver la película “127 hours”. Conmiseración por un hombre que, ajeno a su familia y cercanos, motivado por su propias metas y convetido en un temerario, acaba descubriendo que la aceptación de la realidad, por muy desagradable que sea, es la solución a sus problemas. Conmiseración por un hombre que, siempre ambicioso, cae en el error de serlo demasiado, confiándose de sus capacidades como escalador. Conmiseración por un hombre al que le cae una piedra en el brazo que le inmoviliza, una piedra que le sirve de escarmiento por su actitud pasada, por no haber aceptado que existía más gente a su alrededor, gente que de verdad se preocupaba por él y que podía haberle ayudado. Conmiseración por un hombre que se desvincula del mundo real, de la dinámica de la realidad y acaba atrapado 127 horas pensando en todos los errores que ha cometido.
(Conmiseración también por todos los espectadores, que deben soportar la cara de James Franco no 127 horas (sería inhumano), sino 90 minutos).
Conmiseración, o incluso empatía, por un hombre que evoluciona, como debe ser en las películas, de querer comerse el mundo a bocados a querer comerselo a bocaditos. Las vicisitudes de la vida…