lunes, 20 de septiembre de 2010

Libro polvoriento.

Nuestra sociedad es un libro plagado de personajes planos. Esos personajes en los que un escritor no pone todo su empeño, no profundiza en sus sentimientos ni vida pasada, y en los que no se observa una evolución. Esos personajes que son inamovibles, pasivos y aburridos, que no aportan nada a la historia, que representan lo que se denomina como el montón. Nuestra sociedad está llena de estos personajes. Encienden la caja tonta y beben de infinidad de fuentes, de estupideces y “chorradas como pianos”, que los adoctrinan como si el Gran Hermano (no el “magnífico” experimento sociológico que Telecinco hace metiendo a varios de estos personajes en una casa para observar su comportamiento, sino el Gran Hermano de Orwell) se saliera de la novela “1984”.
Los personajes redondos se esconden, no quieren protagonismo porque saben que los lectores del libro no aprecian su trabajo. Ruedan entre los sectores menos valorados, pero su interpretación y papel en el libro de la sociedad es imprescindible.
Estos personajes redondos no son conocidos, no enseñan una teta en Telecinco, critican al rey en El Intermedio ni se golpean estúpidamente en “Tonterías las justas”, pero favorecen al crecimiento y desarrollo cultural de España.
Dejemos que los planos hagan bulto y permitamos que los redondos contribuyan a hacer de este libro una obra maestra.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

The Axes of Evil.

Las guerras y conflictos armados en el siglo XXI no gozan del beneplácito de la opinión pública ni de los sectores más progresistas. El hecho de enviar tropas a un país de Oriente Medio, séase Irak o Afganistan como sucede actualmente, donde no existe una guerra abierta pero si un alto riesgo de ataques contra las tropas crea en la población un sentimiento de repulsa.

Esta oposición generalizada de la población comenzó hace ya 40 años, en la guerra de Vietnam, en la que toda la población estadounidense, la prensa y la comunidad internacional en general mantuvieron una actitud de denuncia ante la intervención de EEUU. Fue la peor derrota de la historia estadounidense y el perfecto ejemplo del espíritu de la guerra fría: una constante pugna entre el capitalismo y el comunismo por mantener y expandir su hegemonía.

30 años después se produjo en Nueva York el peor atentado de la historia de Estados Unidos. El 11 de Septiembre de 2001 dos aviones impactaron ante las llamadas torres gemelas de Manhattan, muriendo alrededor de 3000 personas. La respuesta estadounidense no se hizo esperar. La administración Bush no tardó ni siquiera un mes (el 4 de octubre) en comenzar a bombardear Afganistán, donde pretendía derrocar al gobierno talibán y a la organización terrorista Al-Qaeda (comandada por Bin Laden), a la que se le atribuían los atentados del 11-S. La política exterior española, que bajo el mandato de Jose María Aznar mostró clara simpatía por el presidente estadounidense George W. Bush, pronto se unió a la contienda.

Un soldado de la ISAF monta guardia junto a la cárcel de
Herat mientras un niño simula disparar con una pistola /REUTERS
Dos años después la amenaza resultó ser Iraq. Se creía de la existencia de armas de destrucción masiva en éste país (no voy a discutir si era cierto o no) y el gobierno estadounidense veía como una amenaza la dictadura iraquí de Sadam Hussein, por lo que entre marzo y mayo del año 2003 se formó una coalición de países (entre los que se encontraba España) que desembocó en la invasión y la consiguiente guerra de Iraq.
Este conflicto desplazó alrededor de 1.300 soldados españoles, algo que la opinión pública denunció, observando el oportunismo  de Aznar al seguir todos y cada uno de los pasos del presidente Bush, aún sin saber a ciencia cierta el motivo de la invasión. Mientras la oposición socialista apoyó en su momento la guerra de Afganistán, las ideas pro-estadounidenses que apoyaban la guerra de Iraq, lideradas por la ministra de asuntos exteriores Ana Palacio o el presidente del gobierno José María Aznar, encontraron en la oposición un claro enemigo. El secretario general del PSOE, José Luis Rodriguez Zapatero, denunciaba firmemente la guerra de Iraq.
Soldados de la ISAF (Fuerza Internacional de
Asistencia para la Seguridad)/EFE

Tras el atentado terrorista del 11-M en 2004 la situación y el gobierno cambiaron.
Las promesas electorales del PSOE con su nuevo presidente Zapatero se basaban en la retirada de las tropas de Irak, algo que en mayo del mismo año hicieron. Pero la misión de las tropas en Afganistán seguía sin conocerse. Las labores que realizaban eran meramente humanitarias y en raras ocasiones realizaban operaciones para desarticular o eliminar objetivos de Al-Qaeda.
En julio de 2010 una web (Wikileaks) destapó varios “trapos sucios” de la guerra de Afganistán. En pocos de ellos aparece el ejército español, pero la opinión española comenzó a preguntarse si la intervención española en ese país era realmente efectiva o necesaria.
El asesinato en agosto de 2 policías españoles por un policía afgano fue el pretexto que necesitó el país para volverse a preguntar por la misión española en Afganistán.
¿Es realmente imprescindible la intervención española en Afganistán? ¿Es realmente imprescindible que tropas españolas y miembros de la policía nacional instruyan al ejército afgano, donde existen y han existido ataques e insurgencias constantes?

El 15 de septiembre el presidente del gobierno mantuvo firmemente su compromiso de mantener las tropas en Afganistán, valorando la gran responsabilidad y el comportamiento ejemplar de las tropas para establecer el orden y derrocar definitivamente a Al-Qaeda. Después de 9 años mantuvo la postura de que ha merecido la pena y de que no existe el suficiente peligro como para abandonar el país. Además anunció la detención de 4 sospechosos por los asesinatos de policías españoles a manos de afganos.
El Partido Popular, liderado por Mariano Rajoy, no denunció la intervención y estancia de las tropas españolas en Afganistán, como hicieron otros miembros de la oposición (Gaspar Llamazares, líder de Izquierda Unida, realiza una dura crítica a esta guerra, término que el presidente del gobierno evita mencionar), pero pidió al presidente más transparencia y una explicación del objetivo prioritario y la función principal del país en Afganistán.

En noviembre se celebrará una cumbre de la OTAN en Lisboa donde se decidirá el futuro de las tropas destinadas en ese país.
Mientras las tropas en Afganistan realizan una gran labor humanitaria, instruyendo a policías afganos e intentando establecer el orden en el país. Pero, ¿a qué precio?

martes, 14 de septiembre de 2010

Que grande eres, Rafa

El famoso "Rafa no me jodas" ya no vale. El gran Rafa Nadal consigue
vencer al serbio Djokovic en el U.S. Open y se consolida como uno
de los más grandes.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Mike Portnoy abandona Dream Theater.

Desde pequeñito había mostrado una gran vocación por la música. A la temprana edad de 6 años comencé a recibir clases de violín (con un pequeño violín de segunda mano lleno de pegatinas) y a interesarme por la música. Mi profesor, una persona muy paciente y experta en temas musicales, sin casi darme cuenta, me fue inculcando el amor por mi instrumento. A los 10 años aproximadamente mis gustos musicales fueron dirigiendose hacia otro lugar, dejando de lado las típicas canciones de radiofórmula y de música clásica. Descubrí entonces el rock, desde los clásicos Led Zeppelin hasta Metallica, pasando por Linkin Park o Megadeth. Ya se iba notando mi amor por la música dura cuando abandoné las cuatro cuerdas del violín para pasarme a las cuatro del bajo eléctrico.

Los grupos y el estilo de música que escuchaba entonces me influían enormemente, pero no causaban en mí tanta admiración como me causaron Dream Theater cuando los descubrí. Recuerdo perfectamente oír hablar de ellos y pronto empecé a bajarme su música (tranqui SGAE,tengo todos sus discos originales). La sensación que me provocaban tales canciones era inigualable por los grupos que anteriormente había escuchado. La gran variedad de influencias de las que bebía el grupo formaban un amalgama de metal progresivo, dulces baladas y contratiempos, aderezados por los magníficos solos de John Petrucci. Todos los miembros me parecían inigualables, pero sin duda Mike Portnoy, su batería, me impresionó especialmente. Su manera de tocar la batería, convirtiendo a este instrumento en algo más que un acompañamiento, me sorprendió enormemente. Antes únicamente escuchaba música en la que la batería era para mi algo secundario. Con Mike Portnoy las baterías eran el epicentro de la canción. Recuerdo escuchar el largo desarrollo progresivo titulado “A Change of Seasons” y decir: “joder, la batería parece un instrumento más, no un simple acompañamiento para que los demás sigan el ritmo”, que era lo que pensaba hasta el momento.

En 2009 pude finalmente cumplir el gran sueño de mi adolescencia. El festival bilbaíno Kobetasonik me permitió disfrutar en primera fila de un concierto de estos grandes músicos neoyorquinos. Y de nuevo Mike Portnoy me llegó. Su gusto por el metal extremo (del que me considero un gran fan) y su forma de ser, de componer y de vivir el metal me cautivaron enormemente. Cada vez sacaban más discos, y Mike Portnoy se consolidaba como uno de los mejores baterías del planeta.

El pasado miércoles 8 de Septiembre de 2010 Mike Portnoy deja la banda que, como él dice, “fundé, lideré y amé por un cuarto de siglo”. La creó en Nueva York cuando aún recibía clases de batería, y entonces se llamaba Majesty. En 1989 sacaron su primer disco, ya como Dream Theater. En 1992, su segundo disco Images and Words les catapultó a la fama en todo el mundo. Desde entonces, sus 11 discos han sido más que un referente para la música contemporánea y para el rock y el metal en general.

Mike Portnoy salía en revistas y era valorado por todos los baterías del mundo. Su experiencia como músico no le permitía únicamente tocar bien su instrumento, sino ser un músico enormemente activo y que componía junto a sus compañeros. Era el alma de Dream Theater. Difundía vídeos, promociones, concursos, giras mundiales e incluso organizaba los conciertos como si perteneciera al “staff”.

Pero en los últimos años su labor de músico colaborador en varios grupos le distanció de Dream Theater. La reciente muerte del batería de Avenged Sevenfold Jimmy “The Rev” Sullivan le permitió colaborar con el grupo, hasta que, como menciona Mike Portnoy en su Facebook, se dio cuenta de que se divertía mucho más con sus grupos paralelos que con su grupo principal, Dream Theater. La noticia cayó como una losa pesada sobre el mundo del rock. El fundador y alma máter de Dream Theater abandonaba el grupo.

Los demás miembros de Dream Theater afirman que el grupo seguirá en activo y mantienen sus compromisos de grabar un nuevo disco de la banda en enero de 2011. Pero yo, amante del grupo, sé que no será lo mismo sin el gran Portnoy detrás de su enorme batería, con sus camisetas de los Yankees y su barba de diferentes colores cada vez. Y es que una mesa con tres patas no se sostiene.

http://www.youtube.com/watch?v=jBnK7fC4yj0
http://www.youtube.com/watch?v=Kd9p69_ah4s&feature=fvst

jueves, 9 de septiembre de 2010

El peligro de la Islamofobia

El proyecto de construcción de una mezquita junto a la Zona Cero de Nueva York ha suscitado oleadas de protestas. Aunque no se encuentra exactamente en la Zona Cero (en ella se ultiman los últimos detalles para construir un memorial en recuerdo a las víctimas), la población de Nueva York se ha lanzado a la calle para mostrar su desacuerdo ante el proyecto. Afirman que un templo musulmán en tal terreno representa una ofensa y una burla a las víctimas que fallecieron el 11 de septiembre de 2001.
Abogados paquistaníes queman una bandera estadounidense
en medio de las críticas a la idea de Terry Jones.EFE
Pero existe un caso de desacuerdo con la idea de la construcción de la mezquita que supera las barreras de la moralidad. El telepredicador y pastor de una pequeña iglesia integrista de Florida Terry Jones llevó su disconformidad al límite. En el homenaje a las víctimas del 11-S, entre las seis y las nueve de la noche (hora local), pretendía organizar un evento en el que se quemaran ejemplares del Corán. No únicamente en Nueva York, sino a nivel internacional, como decían los carteles que anunciaban el evento. “International Burn a Koran Day. 9/11/2010. 6 PM-9PM”, decían los carteles en su parroquia en Florida.

El hasta hace unas semanas desconocido predicador Terry
Jones frente al cartel que incita a quemar el Corán el 11-S.
Terry Jones seguía empeñado en realizar tal atrocidad, y la comunidad islámica no tardó en protestar. Al igual que la enorme polémica sobre las caricaturas de Mahoma que publicó el diario danés “Jyllands Postem” en 2005, que se saldó con decenas de heridos y varios muertos tras los violentos ataques de grupos islamistas a embajadas europeas en Oriente Medio, la “genial” idea de Terry Jones también ha despertado el odio islamista. El Corán es el libro sagrado y más respetado por el islam, y es una enorme afrenta quemarlo. Por ello en diversas ciudades de Oriente Medio varios extremistas han quemado la imagen del predicador, e incluso, según Interpol, la amenaza de un ataque terrorista de al Qaeda era más que probable si seguía empeñado en quemar varios ejemplares del libro sagrado del islam. Finalmente, hace pocas horas, hoy 10 de septiembre, y bajo presión, Terry Jones se ha rendido y ha cejado en su intento. El FBI ha intervenido y ha “negociado” con él y le han convencido de que es una acción que, aun siendo legal (las leyes estadounidenses no se lo impiden), supondría un grave riesgo para el país y para su seguridad. Como si de un niño pequeño se tratara, se le ha comunicado que no se construirá finalmente la mezquita en la Zona Cero, algo que poco después han negado los promotores de la misma. Se desconoce lo que Obama o el Secretario de Defensa Robert Gates le habrán ofrecido a Terry Jones (algún que otro papelillo verde), pero por lo menos Estados Unidos se ha salvado de otro de los muchos conflictos que tiene con Oriente Medio.

El que estará muy contento es el “buen” Terry Jones, actor del grupo Monty Python, que comprobará que sus búsquedas en Google han aumentado considerablemente.




miércoles, 8 de septiembre de 2010

"Cuando deseé la muerte me aumentaste la agonía".

Alrededor de 21 millones de personas se vieron afectadas por las inundaciones de agosto en Pakistán y el problema se complica aún más con los atentados que en las últimas semanas asolan el ya de por si devastado país asiático. En apenas cinco días al menos 142 personas murieron en 5 ataques suicida que no hacen más que empeorar la situación del país. El último justo ayer, junto a la frontera con Afganistán, en Kurram.
Atentado suicida en Quetta el pasado 3 de septiembre.
Al descontrol originado por la inundación del pasado agosto le siguió un resurgimiento de la influencia talibán en la zona norte del país, una de las más afectadas por la catástrofe. Éstos impedían la llegada de material humanitario a tales zonas, provocando graves conflictos. Pero los atentados ocurridos a principios de este mes empeoran aún más la situación.
Tras el terremoto de Haití el saqueo y el pillaje fueron los protagonistas de los días posteriores a la catástrofe, pero pronto la comunidad internacional intervino y el orden se estableció en el país caribeño. Pero en el caso de Pakistán parece ser que el mundo no piensa involucrarse tanto. La ONU hizo un llamamiento el 11 de agosto para recaudar 460 millones de dólares como ayuda humanitaria, pero únicamente recibió 227.8, una cantidad innecesaria que no alcanza el 50% de lo pedido.

Damnificados por las inundaciones del pasado agosto
EEUU, tras el terremoto de Haití rápidamente ocupó y reorganizó el país, trasladando hasta a 20.000 soldados, dicen que por el enorme interés geopolítico que el país caribeño posee y que interesa a Estados Unidos. Pero la ayuda a Pakistán parece tardar. Mientras tanto el país se ahoga entre agua y sangre.



Coche destrozado por el atentado del pasado 7 de
septiembre en una comisaría de Kohat (Pakistán).
La ayuda humanitaria es escasa para solucionar
la situacion de la población paquistaní.

martes, 7 de septiembre de 2010

La dulce almohada del escepticismo.

Existen acontecimientos de la historia actual en los que, por mucho positivismo que puedas arrojar sobre ellos, si piensas con escepticismo, sueles acertar. La reciente “tregua” de ETA, anunciada el 5 de septiembre de 2010, y las negociaciones entre Abu Mazen y Netanyahu el 2 de septiembre en la Casa Blanca son claros ejemplos de ello.

La historia de Euskadi Ta Askatasuna (ETA), es una historia plagada de treguas, altos el fuego y ceses de actividad que siempre han acabado por romperse con más muertes. Desde que comenzó a asesinar hace 29 años, ETA ha realizado hasta 11 treguas y todas ellas han terminado con nuevos asesinatos, siempre alegando causas externas y nunca aceptando su derrota. Ésta última no es diferente. Sin el apoyo de una Batasuna ilegalizada y con una izquierda abertzale que no acepta el terrorismo como una forma de buscar la independencia, la banda terrorista se encuentra atrapada entre la eficacia policial, la gran labor de busca y captura de sus líderes y “el repudio social de su entorno”, como menciona Pedro J. Ramírez.

Imagen de los tres etarras que informaron de la tregua de ETA
el pasado 5 de septiembre de 2010.
La última tregua, comunicada el 20 de Marzo de 2006, acabó con el atentado en el aeropuerto de Barajas del 30 de diciembre del mismo año. No es posible adivinar si la tregua de ETA será definitiva u ocurrirá como ha ocurrido las once últimas veces (en todas ellas ha vuelto con gran fuerza), pero el problema y la vida de ETA no han terminado en absoluto. La banda “está dispuesta a acordar los mínimos democráticos necesarios para emprender el proceso democrático”, pero, como menciona Pedro J Ramírez, está tomando “oxígeno para volver a atentar”. Así que, pensemos mal y, por desgracia, acertaremos.

Si mantenemos el mismo escepticismo, llegamos al problema palestino-israelí. En Israel ya están acostumbrados a presenciar intentos fallidos de reconciliación con Palestina, y desde la reunión entre el presidente palestino Abu Mazen y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca (y en medio la sonrisa radiante de Hillay Clinton) el pasado 2 de septiembre, la valoración es coincidente entre palestinos e israelíes: un apretón de manos entre Netanyahu y Mazen y una futura citación en Egipto el 15 de Septiembre difícilmente solucionarán un conflicto que conmociona al mundo desde hace 60 años.

Y como la gran mayoría de palestinos e israelíes piensan, ser pesimista en este problema suele siempre conducirte al acierto. Una paz entre ultraconservadores israelíes y extremistas islámicos de Hamás es prácticamente inviable. Ambos son pensamientos extremistas, y aunque se diga que los polos opuestos se atraen, en este caso será verdaderamente complicado magnetizar a ambos.

Netanyahu (derecha) y Mazen (izquierda)
junto a Hillary Clinton (en el centro)
El problema palestino-israelí es un problema de raíces, de religión y de intolerancia. No es aceptable que el sionismo elija un lugar de residencia donde habita una población desde hace cientos de años, por el mero hecho de que allí surgiera el judaísmo.Tampoco lo es que la violencia sea la solución a esto. El conflicto no se puede resolver a no ser que ambas partes demuestren su arrepentimiento por lo ocurrido, que se sienten a hablar y piensen razonadamente. Antes las ranas criarán pelo.
El odio y la aversión que sienten los unos por los otros es
comprensible cuando familiares, hogares y ciudades han sido arrasadas por el país vecino. Un niño que pierde a su familia entera en la primera intifada de 1987 es normal que, cuando crezca, el sentimiento que prevalezca en él sea el de la venganza.
Aún encontrando una solución Netanyahu y Mazen, el odio seguirá intrínseco en los palestinos que perdieron a sus familiares y que sufren la ocupación israelí, en los israelíes víctimas de los atentados de Hamás. Lo único que Palestina, y mayoritariamente Israel debe hacer es recordar, mirar atrás y darse cuenta de los errores, para no volver a cometerlos. Pero como eso no resuelve nada, no salva a las víctimas del fósforo blanco ni destroza la franja de Gaza, entonces seamos escépticos: el agua y el aceite no se pueden mezclar.