viernes, 1 de abril de 2011

Periodismo "Salmón".

Al igual que aquel corredor de bolsa que en el 11-S pensó en el varapalo que sufrirían sus acciones en Wall Street, el periodismo económico y especializado en temas financieros y bursátiles siempre ha observado la actualidad desde una perspectiva diferente, estrictamente económica. Las páginas de los periódicos “salmón” siempre se han empapado de información de sucesos tales como catástrofes naturales o guerras desde la repercusión que estos tienen en la economía y en la Bolsa, algo, sin embargo, nada sorprendente dado su carácter exclusivamente financiero. Por ello, actualmente, en periódicos como Expansión o El Economista no se habla de una revolución árabe, sino de una pérdida de confianza de los inversores en empresas petrolíferas; no hay una guerra en Libia, hay un alza de los precios del petróleo; no hay una crisis nuclear en Japón, ni el partido verde ha vencido en Baden-Wurttenberg (Alemania), sino una fuerte caída de las acciones de sociedades de energía nuclear. 

Todo esto no significa en absoluto que el periodismo económico no esté al tanto de las consecuencias políticas y sociales de lo que ocurre en el mundo ni se solidarice con sucesos como los de Japón,entre otros. Simplemente nada a contracorriente, como los salmones, y analiza la actualidad desde una perspectiva que no acapara los grandes titulares, pero si resulta necesaria.  
Sucesos de gran magnitud como la crisis nuclear de Fukushima tienen repercusiones que van más allá de la reapertura del debate de energía nuclear si o no o de la extrema dependencia energética de Occidente, algo de lo que se hacen eco los periódicos económicos. Así, empresas de energías renovables como Solaria o Abengoa han visto crecer sus acciones como la espuma desde el arranque de la crisis nipona, consiguiendo la primera de estas acumular un alza de casi un 50% desde entonces, algo poco común en las empresas de energías renovables, que llevaban años sufriendo y siendo duramente castigadas en el parqué. 

Por otra parte,si bien es cierto que la llamada crisis de Marzo comenzó como algo coyuntural, los cambios que ha habido y habrá en política energética, tales como cambios de gobierno a favor de políticas verdes, movimientos antinucleares o preponderancia de energías renovables, no son baladí y dudo que queden como algo puntual. Sin embargo y por desgracia, todo depende de si la política olvida de una vez el "cortoplacismo" que le caracteriza y actúa pensando en lo que de veras es necesario dentro de unos años. Y esa concienciación si que parece será a largo plazo. 




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