jueves, 28 de abril de 2011

Cuando la solución empeora el problema: los menores y Guantánamo.

Las revueltas árabes y la búsqueda de democracia en Oriente Medio llevan de un tiempo a esta parte copando las portadas de unos periódicos en los que durante meses fue protagonista el fenómeno Wikileaks. Sin embargo, las recientes filtraciones sobre Guantánamo reabren una herida que, si bien parecía cerrada, sigue doliendo mucho a Estados Unidos, principalmente tras la decisión de Obama de cerrar dicha cárcel, promesa que aún no ha cumplido.
Dichos papeles ponen de manifiesto las irregularidades y las malas prácticas de una institución penitenciaria que se encuentra en un limbo legal y judicial del que debería desvincularse. Así, la filtración de documentos que afirman detener a algunos presos, entre los cuales se encuentran menores de edad, sin saber a ciencia cierta de qué se los acusa, demuestra no sólo incompetencia sino también una gran falta de ética. El problema de Guantánamo no deber ser únicamente estudiado desde su problema jurídico y el funcionamiento de su sistema penal, sino desde una perspectiva sociológica. Un niño de 15 años, como es el caso del menor de los detenidos, es incapaz de realizar un acto terrorista con la misma frialdad que un adulto, y la solución no es en absoluto encerrarlo. Al hacerlo, lo recluimos y encerramos en un instituto del crimen, como decía el sociólogo Foucault, en el que no sólo no reformará su actitud, sino que se educará en un entorno violento y se radicalizará de tal forma su comportamiento que a posteriori será casi imposible de corregir.
Ni siquiera los argumentos que esgrime el gobierno estadounidense, alegando que Guantánamo cumple la función de sacar información, de maneras poco ortodoxas en muchas ocasiones, sirven para justificar el encarcelamiento de 14 menores en la cárcel más peligrosa del planeta.
Así como el hombre no es violento por naturaleza, sino que es el medio el que condiciona su forma de ser, un niño de 15 años en pleno proceso de maduración no puede vivir en una cárcel rodeado de terroristas y asesinos, algo que resulta contraproducente si lo que verdaderamente se desea es corregir una actitud errónea.




@ricardodudda

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